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Todo por la plata

Queda claro que el derecho a informar y ser informado está en manos del monopolio que domina el mundo virtual.

21 de febrero de 2021 Por: Vicky Perea García

Tener noticias es un derecho fundamental, ahora capturado por una tecnología cada vez más dominante y dominada por el monopolio. Es el gran negocio que explotan sin misericordia los pocos dueños de las plataformas donde ese derecho es apenas un negocio.

Hoy, la noticia que buscan los miles de millones de lectores que tienen acceso a internet puede ser cualquier cosa. Los que no tienen ese privilegio, que no lo conocen o no les interesa o no tienen con qué pagarlo, simplemente no existen, aunque son afectados por lo que allí ocurre.

Esa es la realidad que han ido creando treinta años de tecnología aplicada a la información. Detrás de esa fabulosa transformación están tres o cuatro monstruos que se apoderaron del derecho a informar y ser informado. Con seductoras aplicaciones, sus dueños se lucran de lo que usted escriba, de los datos que usted les entrega y de los servicios que usted usa.

Y con el pretexto de ofrecerle grandes audiencias a los medios tradicionales, léase periódicos, estaciones de radio y televisión o publicaciones de cualquier tipo, se quedan con su contenido y obtienen enormes ganancias a cambio de pequeñas sumas, si es que les pagan. En forma lenta y segura fueron debilitando la industria, sometiéndola a la dictadura de las ‘audiencias virtuales’, los lectores, televidentes y radioescuchas de la red.

Por ello, los medios responsables en el tratamiento de noticias y opinión compiten con las mentiras y la barbarie que publican y reproducen los dueños del negocio. Y la publicidad se ha ido trasladando al internet, obligándolos a transformaciones que se pierden en el universo enorme de un escenario en el cual dejaron de ser los voceros de su sociedad para convertirse en algo equivalente a granos de arena en el desierto de la información universal.

Así, los dueños de Facebook, Google, YouTube, Twitter, Whatsapp y todos los sitios y redes que compraron para ahogar la competencia, se quedan con más del 80% de los ingresos que producen las noticias serias, y reparten migajas. A ellos no les importa que los medios tengan una redacción con periodistas a los cuales hay que pagarles su trabajo. Ahora deben agradecerles que les publiquen en sus redes, y si no les gusta, de malas.

Es la pelea de tres gigantes contra millones de enanos que tratan de sobrevivir cobrando por sus suscripciones en la red, mientras los periodistas sufren el cataclismo que destruye su profesión. Son monopolios que se ríen de las multas que les imponen en Europa por sus prácticas arbitrarias y usan el lobby para bloquear los intentos por defender las libertades hoy secuestradas por ese monopolio en Estados Unidos.

Ahora, Australia se atreve a emitir una ley que los obliga a pagar por los contenidos producidos por los medios que ellos explotan, y los gigantes responden suspendiendo sus servicios a los australianos. Son sus rehenes quienes exigen que les permitan acceder a Facebook donde tiene las páginas con las cuales les sedujeron y se apoderaron de sus datos para explotarlos.

Es posible que todo termine en negociaciones con bloques que agrupan los medios amenazados, los que acogen a millones de periodistas y tienen sus horas contadas si no se pliegan a los dictados de los gigantes. Pero queda claro que el derecho a informar y ser informado está en manos del monopolio que domina el mundo virtual.

Y ya no es un asunto de democracia o de libertades. Todo es por la plata.

Sigue en Twitter @LuguireG