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El Valle y la economía en el 2017

La economía del Valle del Cauca, al igual que el conjunto de...

16 de enero de 2017 Por: Luis Felipe Gómez Restrepo

La economía del Valle del Cauca, al igual que el conjunto de la actividad económica del país, transita por un proceso de desaceleración económica. En el año 2016 este menor ritmo de crecimiento abarca, tanto la industria y la agricultura, como el comercio y los servicios, según los indicadores reportados por el Dane y las estimaciones que realiza la Javeriana Cali con el Banco de la República a través del indicador mensual de actividad económica (Imae).

Afortunadamente, la desaceleración no se ha reflejado en un incremento del desempleo. Dados los preocupantes desequilibrios macroeconómicos que venía presentando la economía colombiana después de la abrupta caída del precio del petróleo, la desaceleración era inevitable. Es un momento para poner las cosas en orden, y dar tiempo para que se consoliden los cambios cíclicos y estructurales que nos permitan nuevamente emprender un crecimiento sostenible financieramente.

¿Cuáles podrían ser estos cambios por venir a favor del crecimiento? Primero, es probable que en los próximos trimestres el Banco de la República continúe el ciclo de reducción de las tasas de interés, después de verse obligado a subirlas para controlar una inflación que parecía desbordarse, pero que ya ofrece signos de enfriamiento. El piso estará determinado por lo que pase con las tasas en Los Estados Unidos. Los consumidores y empresarios vallecaucanos podrán tomar ventaja de unos costos más bajos de financiamiento, e impulsar la demanda y emprender nuevos proyectos inversionistas.

Segundo, las proyecciones de consenso para el continente sugieren que 2017 será un mejor año que el presente. Incluso, economías como Brasil y Venezuela que han estado inmersas en una profunda recesión, podrían estar tocando fondo y retomando un nuevo impulso. En un contexto regional de mayor crecimiento será más fácil para los exportadores del Valle aprovechar las ganancias de competitividad que ofrece una tasa de cambio depreciada y aumentar sus ventas hacia estos mercados. Los anteriores son los dos factores cíclicos a los que debemos estar pendientes para aprovecharlos al máximo, y compensar otros que podrían actuar en el sentido opuesto, tales como la reforma tributaria, el aumento de las tasas de interés en EE.UU. y la desaceleración de la economía china.

Con los beneficios económicos de la paz, los estudios indican que el potencial crecimiento de nuestro PIB aumentaría como resultado del posconflicto y que podría ocurrir un efecto bastante inmediato en el aumento de la inversión extranjera directa. Lo anterior permitirá compensar cualquier presión transitoria de corto y mediano plazo sobre el gasto fiscal. La capacidad de los empresarios del Valle de articularse en los procesos territoriales de paz podrá generar aún más posibilidades de crecimiento regional.

La estructura productiva del Valle de Cauca, más diversificada que el promedio nacional y no dependiente de la minería y la extracción de petróleo, le ha aportado una mayor resiliencia ante el desplome mundial del precio de las materias primas. Pero aquí no acaban los retos, ya que no tenemos garantizada la producción de riqueza y la generación de empleo. La innovación y el emprendimiento siguen siendo clave para la región, en cualquiera de los escenarios por venir. *Rector Universidad Javeriana Cali.

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