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Al cuidado de la democracia

Por ello se ha de ser muy cuidadoso con los procesos simbólicos que pueden generar heridas si no son bien conducidos.

23 de enero de 2022 Por: Luis Felipe Gómez Restrepo

Las elecciones de 2022 tienen una importancia enorme para Colombia, porque estamos eligiendo presidente en un momento en que las democracias en el mundo están en crisis. Esta crisis ya no es propia solamente de los países en vías de desarrollo, sino que se ha extendido a las principales naciones de occidente.

La democracia, más que un sistema político es un ‘ethos’, un modo de vida, que parte de la consideración de la igual dignidad de todos los ciudadanos. Por ello, corresponde a los políticos generar estrategias y programas que permitan la inclusión y el respeto de todos los ciudadanos. Esto tiene que ver con las condiciones de vida digna (equidad) y con el reconocimiento debido. No en vano, muchos estudiosos sostienen que las dos grandes heridas morales de la democracia son la injusticia y la falta de reconocimiento.

La política tiene una dimensión educativa en la sociedad. Promover la deliberación práctica y la participación permite a los ciudadanos adquirir una noción del bien común. Pero también la inclusión requiere un ejercicio educativo que permita a los ciudadanos salir de sus propios intereses de clase e interesarse genuinamente por la vida de los otros. El problema es que los políticos son demasiado ‘humanos’ y esto los inclina, no pocas veces, a hacerse elegir para favorecer sus intereses individuales, los de su familia, los del grupo político y los contratistas que los apoyan. Aquí estamos frente a la omisión de la representación democrática y el privilegio del nepotismo, el clientelismo y la corrupción.

A su vez, el ejercicio político debe contrarrestar el miedo, promover la confianza y la esperanza, es la dimensión educativa que cultiva la ciudadanía. Para ello es importante promover las artes y las humanidades y generar espacios simbólicos que muestran la unidad, más allá de las diferencias. Por ello se ha de ser muy cuidadoso con los procesos simbólicos que pueden generar heridas si no son bien conducidos.

Las instituciones sociales se constituyen a partir de una serie de promesas. El ejercicio político tendría que ser más consistente con las promesas que formula, porque de allí nace la legitimidad y la confianza en la política. También es importante que los actores políticos no cuestionen temerariamente la legitimidad de las instituciones o de los procesos electorales, pues se estima inconveniente de cara a la colectividad, el impulso de un discurso polarizante y vacío de que si alguien, diferente a nuestra tendencia, accede al poder, lo único que podríamos esperar es el caos y la desesperanza. Igualmente, se debe aceptar el resultado con madurez.

Ese es el tamaño de la responsabilidad que tienen los candidatos a la presidencia de Colombia en medio de un entorno de crisis y con enormes desafíos para nuestra democracia. La de los ciudadanos no es menor. Es votar con convicción y compromiso. Todos debemos apoyar la representación democrática y pedir cuenta a los elegidos.

Desde espacios como las universidades, como parte de la sociedad civil, hay que acompañar a la democracia y respaldar las elecciones competitivas. Así se abrirán los espacios para la discusión de ideas, para el debate argumentado y para que la ciudadanía conozca en detalle a los candidatos y sus propuestas.

*Rector Universidad Javeriana Cali
Sigue en Twitter @RectorJaveCali

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