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Valores olímpicos

Ante la grandiosidad de los Juegos Olímpicos el cinismo y la crítica...

3 de agosto de 2012 Por: Liliane de Levy

Ante la grandiosidad de los Juegos Olímpicos el cinismo y la crítica gratuita quedan fuera de tono. Y sobre todo este año después de gozar el deslumbrante espectáculo de inauguración dirigido por el cineasta Danny Boyle (el mismo de ‘Slumdog Millionaire’) que cautivó una audiencia estimada en mil millones de televidentes. Los Juegos Olímpicos constituyen, sin duda el evento deportivo más ‘unificador’ del mundo y le deseamos una vida larga y fructuosa en nombre de la glorificación del deporte y de la armonía entre los hombres y las naciones. Fue ideado a finales del Siglo XIX por el pedagógo francés Baron Pierre de Coubertin, quien en un momento de inspiración divina decidió revivir los antiguos Juegos Olímpicos. Su logro beneficia a toda la humanidad y toca agradecerlo en cada instante. Sin embargo, también toca vigilarlo para mejor protegerlo y procurar que no se aleje de los ideales que fueron su razón de ser. En los Juegos que este año se llevan a cabo en Londres (el evento número 30 desde su creación) no faltan las violaciones y las distorsiones de sus nobles propósitos. Sin querer posar de aguafiestas vale la pena señalar algunas. Veamos.La inclusión de jugadores profesionales en los Juegos Olímpicos -decidida hace pocos años- hizo más daño que bien. Obligó a los jugadores aficionados a recurrir a prácticas ilegales como el dopaje para medirse a jugadores que viven del deporte y tienen ambiciones muy diferentes de las suyas. El dopaje en los Juegos es producto de esta decisión equivocada y autodestructora.El desfile de jugadores olímpicos con el nombre de sus patrocinadores pegados en la camiseta va también en contra de los valores olímpicos que fueron creados para una competición desinteresada que no favorece a los económicamente más poderosos o mejor ‘vendidos’.Los Juegos de este año en Londres se enorgullecen de favorecer la paridad entre participantes hombres y mujeres, destacando a países que incluso tienen más mujeres compitiendo que hombres. Sin embargo, en el caso de Arabia Saudita -que por primera vez incluye a una mujer entre sus representantes- resultó lamentable que el Comité Internacional Olímpico (CIO) haya permitido que conmpita con un velo en la cabeza. El permiso va en contra de los ideales olímpicos que vetan toda demostración religiosa para evitar diferencias y divisiones entre los deportistas.Pierre de Coubertin fundador de los Juegos había recomendado en una frase memorable que “lo importante no es ganar sino competir”. Y siempre dar lo mejor de sí. Máxima que no recordaron las cuatro jugadoras de Badminton que hace un par de días juzgaron inútil esforzase en una competencia en la cual ya venían clasificadas y entregaron la victoria a sus adversarios sin oponer la menor resistencia. Fueron expulsadas de los Juegos, a justa razón.Vergonzoso y triste que el CIO rechazara el minuto de silencio solicitado por Israel para conmemorar el aniversario del asesinato de sus atletas (obviamente desarmados) perpetrado por terroristas en Münich en 1972. El rechazo se debió a un chantaje político que pudo haber perturbado la organización de los Juegos. Y creó un precedente que demuestra que a ratos los Juegos no logran protegerse de las presiones de quienes atentan en su contra.