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Abogado del diablo

Para hacer justicia toca, a ratos, convertirse en abogado del diablo. Hoy lo haría para decir que a pesar de sus muchos pecados –megalomanía, machismo, ignorancia. ineptitud, incoherencia, etc. etc...- al presidente norteamericano, Donald Trump, le da por acertar cuando se atreve a decir verdades por muchos años negadas, sea por interés o hipocresía.

6 de abril de 2017 Por: Liliane de Levy

Para hacer justicia toca, a ratos, convertirse en abogado del diablo. Hoy lo haría para decir que a pesar de sus muchos pecados –megalomanía, machismo, ignorancia. ineptitud, incoherencia, etc. etc...- al presidente norteamericano, Donald Trump, le da por acertar cuando se atreve a decir verdades por muchos años negadas, sea por interés o hipocresía. Algunos ejemplos ilustran lo dicho.

- Respecto al genocidio sirio y de las últimas agresiones con armas químicas del presidente Bashar al Assad contra su pueblo, los medios, adversos a Trump, culpan su falta de respuesta inmediata. Él alega que la verdadera culpa la tuvo Barak Obama cuando años atrás prometió públicamente que la utilización de armas químicas en Siria violaría una ‘línea roja’ que no permitiría y combatiría militarmente. Bashar al Assad violó la ‘línea roja’ de Obama, sin disimulo y Obama no se movió. Faltó a su promesa e hizo el ridículo. Ante tanta debilidad Rusia entró y se impuso en el Medio Oriente y Estados Unidos perdió credibilidad. Trump tiene razón de recordar el triste suceso para defenderse de sus críticos.

- La reciente visita de la canciller alemana Angela Merkel a Estados Unidos fue recibida fríamente en la Casa Blanca. Ella y Trump acusan diferencias de criterio sobre los temas de comercio e inmigración pero el momento de mayor irritabilidad en el encuentro sucedió cuando Trump le presentó una cuenta billonaria a la canciller para reclamar mayor colaboración económica en la financiación del costoso y poderoso órgano Otan que le brinda defensa y seguridad a Europa en general y a la boyante Alemania en particular, y que Estados Unidos, en gran parte, asume. Una indelicadeza de parte de Trump aunque en este caso, justificada.

- En Corea del Norte el laxismo y falta de una política occidental consistente dejó que los locos dueños de ese país se conviertan en amenaza nuclear inminente para todo el mundo. El desarrollo del programa nuclear norcoreano llegó a tal grado de sofisticación que logra montar cabezas nucleares en misiles balísticos capaces de llegar a Estados Unidos, dispone de cohetes lanzados desde submarinos y hasta de la bomba de hidrógeno. Corea del Norte es un país pobre que semeja un campo de concentración a nivel nacional pero también es una amenaza nuclear certera, con intenciones belicosas. Durante años (más de diez) Estados Unidos ha permanecido indolente ante el peligro norcoreano, sin medir sus verdaderos riesgos. Trump lo denuncia con vehemencia y quiere actuar. Comenzando con presionar a China a colaborar. En efecto China es el patrocinador y protector de la economía norcoreana que sin su ayuda colapsaría bajo el peso de las sanciones internacionales. Sin el aporte comercial chino, Corea del Norte se arruinaría y, quizás, estaría dispuesto a racapacitar. De modo que China puede conseguir que los norcoreanos pongan fin a su programa nuclear. Si no lo hace, Trump dice que actuaría solo. Sin decir cómo y cuándo pero con medios que no solo afectarían a Corea del Norte sino también a su gran amigo chino. Ya era hora de ponerse serios sobre tan peligroso asunto.

- Finalmente el nombramiento de la nueva embajadora norteamericana Nikki Haley ante la ONU es considerado un acierto. Llega ella a poner orden y a denunciar absurdos que desvían el organismo de su razón de ser. Lo primero que denuncia Nikki Haley es el ensañamiento de la ONU contra Israel. Es decir contra la única democracia verdadera en el Medio Oriente. Sin pararle la misma atención a la barbarie en Siria, a las atrocidades de Isis, a los maltratos de las mujeres, de los homosexuales, a las decapitaciones, a las crucifixiones y otros horrores que se perpetran en la region. Nikki Haley dice ¡basta! Y se le agradece.