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Fútbol y sexo

En época de euforia mundialista, es más que claro que en casi...

27 de junio de 2014 Por: Laura Posada

En época de euforia mundialista, es más que claro que en casi todas las esquinas del Planeta se respira y se vive fútbol. La atención está volcada en Brasil, en donde no sólo es relevante lo que ocurra durante los 90 minutos de cada partido, sino que también importa -por lo visto para muchos y más de la cuenta- lo que pasa en la intimidad de los jugadores durante el tiempo que están fuera del césped. Y es que ahora, a la par de los comentarios sobre las técnicas de cada equipo, se discute también sobre la conveniencia o no de que sus jugadores tengan sexo durante los 30 días que dura la competencia. Prohibir la actividad sexual es una costumbre que ha existido siempre. De hecho, era -y es, también por lo visto- uno de los mayores propósitos de la ‘concentración’, en donde preparadores físicos controlan las actividades que realizan sus deportistas, lo que comen, cuánto duermen y, sobre todo, un espacio que les permite alejarlos del sexo, pues muchos consideran que les genera un desgaste calórico, los debilita, les baja el tono muscular y los disipa. Aunque esa postura está bastante revaluada y la ciencia se ha encargado de demostrar que las razones para evitar tener sexo antes de un partido son obsoletas y casi rayan con lo ridículo, todavía hay entrenadores que lo consideran esencial. Es el caso de Jorge Sampaoli, de la selección chilena, que prohíbe cualquier tipo de contacto sexual; de Miguel Herrera, del grupo mexicano, que advierte que si no son capaces de abstenerse no pueden ser llamados futbolistas profesionales; y de Bosnia-Herzegovina, Safet Susic, que impide el sexo pero permite la masturbación.Los estudios confirman que no existe ningún desgaste físico significativo durante el sexo que pueda afectar el desempeño de un futbolista. Por el contrario, cuando se produce más testosterona y se aumentan las endorfinas, el jugador disminuye la ansiedad, fortalece la concentración y adquiere cierta ‘agresividad’, características anheladas en cualquier competencia. Rolnaldinho confesó hace un tiempo que tener relaciones antes de un partido lo pone de mejor humor; el legendario Romario considera que el sexo da una potencia extra y que “los buenos atacantes sólo marcan goles si han mantenido buen sexo el día anterior”; El Pibe Valderrama comentó alguna vez que en la década del 90 le hubiera ido mejor a la Selección Colombia “de no haber estado condenados a la castidad”; y Guardiola, en el mejor momento del Barca, permitía a sus jugadores dormir en sus casas antes de los partidos. Una persona consume entre 150 y 300 calorías durante el sexo, lo mismo que caminar cuatro cuadras o subir 40 escaleras. ¿Qué desgaste físico puede implicar esto? Por favor. Si los futbolistas no pueden hacer el amor antes de un partido, menos una persona no deportista, que después de un ‘mañanero’ no tendría la más mínima energía para ir a estudiar, trabajar o ir a la tienda.El del fútbol y el sexo será un eterno debate. Lo que sí es claro que el uno está presente de manera ineludible en el otro. Un goleador suele celebrar sus anotaciones levantándose la camiseta. El rey del fútbol, Pelé, fue escogido hace unos años como imagen de campaña del Viagra. Playboy acaba de lanzar una línea de condones con los colores de los equipos participantes en Brasil 2014. De forma muy metafórica lo explicó el académico ecuatoriano Fernando Carrión: “El gol se reivindica como un orgasmo, el arco como la vagina y la pelota como el instrumento masculino de penetración que rompe la red, convertida en símbolo de la virginidad de la doncella deseada”. Fútbol y sexo casi son sinónimo.