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Las mujeres ciclistas 121816

Respeto mucho a los ciclistas. Y me gustan más las bicicletas que...

10 de abril de 2012 Por: Mario Fernando Prado

Respeto mucho a los ciclistas. Y me gustan más las bicicletas que las motos, no sé si por el esfuerzo que significa para los conductores de aquellas o por la atarvanería que protagonizan muchos de los que conducen a estas. Pero la verdad es que soy bicicletólogo, así no sepa manejar vehículo alguno de dos llantas.Es la bicicleta uno de los grandes inventos de la humanidad y el servicio que han prestado al transporte no tiene igual. A más de no contaminar representan -quien lo creyera- un avance de la civilización que estamos lejos de practicar en el tercer mundo.Los que ‘laburan’ dando pedal sí que se ganan la vida con el sudor de sus piernas y son generalmente personas saludables y vitales. Y ni hablar de sus deportistas, muchos de los cuales nos han dado honra y prestigio y también le han dado sopa y seco a corredores y trepa montañas de otras latitudes.Adicionalmente los que le jalan al ciclismo como hobby a más de ser unos duros en el pedaleo suelen ser de un temerario extremo al atreverse a compartir el asfalto con tractomulas y buses que suelen sacarlos de la vía, cuando no enmuñecarlos salvajemente.Mis amigos ciclistas, por ejemplo, gozan de cabal salud aunque algunos, entiendo que por la quemada de grasa que este deporte prodiga, parecen en vía de disección o tornan sus pieles cual pergaminos.Por otra parte y en alguna oportunidad, leí que el ciclismo producía impotencia masculina creo que por culpa del ‘galápago’ y comentarlo provocó ira santa al veterano Lucho Herrera a quien entrevistamos con Martillo en Oye Cali.Hasta allí todo muy bien. Pero lo que me parece poco estético son las mujeres ciclistas -que semejan hombres- y que resultan difíciles de distinguir por una parte y por la otra van perdiendo sus rasgos, su feminidad, su gracia y su salero. Incluso cambian de voz, tienen macana y les salen tremendos bíceps… arriba de los tobillos. El anterior comentario se lo hice a unas hoy examigas y ello me costó tremenda reprimenda. Vejete, prostático y hongo blancuzco fue lo mínimo que captaron mis castos oídos.El tema lo tenía archivado hasta cuando conocí un informe del Journal of Sexual Medicine en el que científicos de la Universidad de Yale opinan que, abro comillas, “La presión del asiento de la bicicleta puede causar una reducción en la sensibilidad genital de la mujer porque se comprimen arterias y nervios esenciales para el funcionamiento normal”, cierro comillas. Y remata el artículo con esta otra afirmación, abro comillas: “El riesgo es mucho mayor cuando el manubrio es más bajo que el asiento”, cierro comillas.El mencionado estudio se hizo mediante el seguimiento a mujeres que recorrían trayectos de 16 kilómetros a la semana a bordo de sus ciclas.Así las cosas, pilas ciclistas: ¿Los hombres impotentes y las mujeres frígidas? No puede ser. Sin embargo ahí está el estudio respecto a las mujeres y uno que las ve -a ratos- tan generalas empuñando el manubrio más bajito que la silla y ah, decepción: a la hora de los kyries, nanai cucas.Bueno sería que alguna asociación de ciclistas -hombres y mujeres- se refiriera al tema o que los directamente implicados nos contaran si todavía conservan su sexualidad, a pesar de la bicicletiadera…

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