La misa no ha terminado 253608

Vuelve a sorprendernos Gardeazábal con su literatura perversa, su desbordada imaginación y su temática iconoclasta. Esta vez, con una novela que en otra época le habría valido la excomunión y la quema sino de su humanidad, la de ese libelo panfletario y excremental que narra toda suerte de vergüenzas y aberraciones de la Iglesia Católica.Y lo hace con una gracia y un humor negro que deleita -o espanta- a los lectores que se devoran el libro que ya va para su tercera edición y que se ha convertido en un fenómeno editorial que se acerca a los veinte mil ejemplares en tan sólo un mes largo de haber salido a la luz pública.Comenzando por el lanzamiento que lo perpetró en Cartagena fuera del marco del Hay Festival mediante una procesión de notables que le acompañaron por las calles de la ciudad amurallada, desfile que contó hasta con la presencia de un barquero disfrazado de obispo y mucha comunidad gay, de la cual forma parte con mucho pundonor y orgullo.Quienes creían que Gardeazábal literariamente estaba viviendo de la gloria de sus Cóndores y se había dedicado por completo a la chismografía deliciosa de La Luciérnaga, se llevaron tremenda sorpresa con esta nueva incursión novelada que desnuda el homosexualismo y la pederastia que rodea a la Iglesia y que se ha querido callar por los siglos de los siglos amén.No exento de las exageraciones propias de su estilo mordaz y su mala leche, ‘La misa ha terminado’ es un relato descarnado de la historia entrelazada de los curas gay Martín y Rogelio y el obispo Casimiro empeñado en traer al papa Benedicto a Buga que se desarrolla -cómo no- alrededor de su natal Tulúa y que toma visos sorprendentes que sonrojan al más depravado lector.Ficción o realidad, o ambas cosas, esta obra que llegará antes de mediados de año a más de cincuenta mil ejemplares vendidos y que está siendo leída a hurtadillas por la curia nacional e internacional, podrá ser literatura prohibida en colegios católicos y seminarios confesionales pero jamás ignorada por las altas esferas de la Iglesia que bien se merece publicaciones de este calado ante su política de ignorar hechos y circunstancias por todos conocidos. Y así lo escribió: “Si hubiese hecho alguna vez en mi vida el amor con un cura, podría tildárseme que estoy escribiendo este libro para vengarme de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana... sólo pretendo que todos entiendan que las religiones son cosas de humanos y que los intermediarios de Dios en la tierra son tan humanos como usted o yo”.Por todo lo anterior me atrevo a decir que la Misa No ha terminado y que por el contrario, apenas comienza.***P.D.: Coincido con Toño de Roux en sus comentarios acerca de la bofetada que el gobierno le dio al Valle del Cauca, y en especial a Buenaventura, con ocasión de la firma de la Alianza del Pacífico.