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'Guerreando' con el Concejo

Las polémicas públicas entre los alcaldes y los Concejos, son un buen...

11 de septiembre de 2014 Por: Julio César Londoño

Las polémicas públicas entre los alcaldes y los Concejos, son un buen síntoma. Cuando estos dos poderes no se enfrentan en público, puede significar que se están entendiendo en privado…En Cali, por fortuna, viven en continuo roce. El Alcalde se queja de las presiones taimadas del Concejo, y los concejales critican su gestión, lo acusan de autista y de pretender que sus propuestas se aprueben a pupitrazos.Él último round empezó cuando el Concejo rechazó hace dos meses una solicitud para modificar el manejo del presupuesto cursada por el Alcalde. Entonces Guerrero les dijo a los medios que “el control político del Concejo tenía más de teatro que de control”, que los concejales lo estaban extorsionando y que eran adictos a la mermelada. Astuto, y limpiándose el bozo con premura, el concejal Michel Maya conminó al alcalde a confesar a quiénes les había dado mermelada. En realidad Maya sacó de contexto unas declaraciones de Guerrero a El País el lunes. Allí, Guerrero aceptó el vocablo propuesto por la reportera Judith Gómez, “mermelada”, para designar la participación burocrática que la Alcaldía les ha dado a todos los concejales, pero aclaró que su administración no utiliza la otra mermelada, la ilegal, la de los incentivos en metálico. Eso dice el Alcalde y yo le creo.El tiempo, que pone las cosas en su lugar, le dio la razón a Guerrero. No fue sino que se les adjudicara la Secretaría de Vivienda a los concejales rebeldes, y todo fluyó divinamente y el Concejo aprobó en primer debate las facultades extraordinarias que el Alcalde pedía.Aunque no soy un experto en política caleña, me inclino a favor de Guerrero por varias razones. Primero, por la curiosa coincidencia de que la Comisión de Presupuesto apruebe en primer debate las facultades para el alcalde justo después de que los concejales de la oposición reciben la Secretaría de Vivienda. Segundo, porque los que sí conocen el tejemaneje caleño, como Judith Gómez, Antonio de Roux y Diego Martínez, opinan que el Concejo de Cali no es un órgano de control sino de presión. Tercero, por la inexplicable circunstancia de que la Comisión de Presupuesto del Concejo apruebe el martes el mismo proyecto que rechazó hace dos meses. El Alcalde no le cambió ni una coma. Fueron dos meses de retraso en obras claves de las secretarías de Vivienda, Cultura, Gobierno, Dagma, Infraestructura Vial, Valorización y Bienestar Social, por los mezquinos cálculos de los concejales. Cuarto, porque este Concejo no se ha distinguido exactamente por su seriedad. Según el último informe del observatorio Cali Visible, en el periodo junio-julio la corporación realizó 14 sesiones de las 40 posibles, y el promedio de asistencia fue apenas de 42%. Y quinto, porque Guerrero tiene una trayectoria pública impecable. Lleva medio siglo trabajando por Cali sin una sola mancha, mientras que los Concejos, el de Cali y los de los otros mil y pico de municipios, no han tenido un solo día de gloria.Este round, pues, lo ganó el Alcalde. Y quizá gane también la ciudad porque la ejecución de la Secretaría de Vivienda, todo hay que decirlo, ha sido muy pobre hasta ahora.Para no angustiarme, me consuelo pensando que los líderes de hoy de la corporación (Michel Maya, Roy Alejandro Barreras y Fabio Arroyave) son menos siniestros que los de ayer, el célebre trío ‘Mipichi’ (Milton, Pinilla y Chicango), y que hay un abismo intelectual y moral entre un líder como Guerrero y sujetos como Apolinar Salcedo y John Maro Rodríguez.