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Fuero, sexto debate

El martes pasó su sexto debate en la Cámara de Representantes el...

29 de noviembre de 2012 Por: Julio César Londoño

El martes pasó su sexto debate en la Cámara de Representantes el proyecto de reforma de la Constitución colombiana sobre el fuero militar. Fue una sesión atinada porque se excluyeron del fuero varios delitos de lesa humanidad, gracias a las voces de alarma dadas por la ONU, Human Rights Watch, columnistas y decenas de organizaciones de derechos humanos de Colombia y el mundo. Es un resultado tranquilizador, aunque no se puede ignorar el descaro de los ponentes y del Ministerio de Defensa, que intentaron colar en el nuevo fuero el genocidio, la violencia sexual, la desaparición forzada y la tortura, delitos que seguirán siendo competencia de la Justicia civil. Resta un debate. Hay que estar atentos porque los ponentes tratarán otra vez de vestir de seda a estos orangutanes.Los militares tienen dos argumentos para defender el fuero amplio: el primero dice que su trabajo es tan complejo y estresante, que sólo puede ser entendido y juzgado por tribunales militares. Quizá tengan razón, pero entonces deberían tener fueros especiales los médicos, los vigilantes, los guardianes, los corredores de bolsa, las prostitutas y un sinfín de profesiones “complejas y estresantes”. El segundo argumento alega que la Justicia civil no les ofrece garantías jurídicas a las FFAA. Este es un viejo mito que acaba de derrumbar José Manuel Vivanco al mostrar que, de 2009 a la fecha, la Justicia civil sólo ha abierto investigación por 22 de las 2.000 bajas en combate asestadas por las FFAA en sus operaciones, es decir, el 1% (estas cifras no incluyen, claro, las 1.200 ‘bajas’ de los ‘falsos positivos’, uno de los capítulos más siniestros, y aún impune, de nuestra impune y siniestra historia. Este caso demuestra, por sí solo, la imperiosa necesidad de la intervención de jueces civiles en los delitos de lesa humanidad que comprometen a miembros de las FFAA).La parcialidad de los militares ha sido evidente incluso en casos que no son de su competencia, como el proceso contra Raúl Muñoz, el subteniente que violó a dos niñas y mató a machetazos a la segunda y a sus hermanos de 9 y 6 años en octubre de 2010 en Arauca. Pese a las evidencias, la Defensoría Militar puso a disposición de Muñoz un equipo de abogados y hasta les facilitó un helicóptero para sus viajes. Es decir, ¡pagaron con nuestro dinero vuelos destinados a defender ese monstruo! Gracias al coraje de un juez civil, Muñoz fue condenado finalmente a 60 años de prisión. Es fácil adivinar cuál habría sido su suerte en manos de los que facilitaron el helicóptero.Nadie desconoce la cuota de profesionalismo y sacrificio puesta por las FFAA a lo largo del conflicto. Por esto, cuando los veo en la carretera, siempre saludo a sus hombres con respeto y gratitud. Pero es ingenuo creer a estas alturas en la imparcialidad de sus tribunales, y sería una pésima señal ante el mundo darle fuero a delitos execrables.Contra todo pronóstico, la Cámara está haciendo un buen trabajo y las primeras favorecidas serán las propias FFAA. Las alimañas infiltradas en sus filas están avisadas: el uniforme no los autoriza a torturar hombres ni a pisotear el honor de las mujeres. El nuevo fuero militar les está diciendo a nuestros soldados que deben respetar el uniforme y distinguirse de las hordas de los bárbaros.