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Y tenía la razón

Puede afirmarse que un autócrata como Vladimir Putin siente tanta animadversión por la democracia como la que los verdaderos demócratas sienten por él.

28 de julio de 2019 Por: José Félix Escobar

Puede afirmarse que un autócrata como Vladimir Putin siente tanta animadversión por la democracia como la que los verdaderos demócratas sienten por él. El régimen ruso se encuentra en estos momentos practicando una de sus actividades favoritas: la de inhabilitar uno a uno a los candidatos que Putin considera peligrosos para su proyecto político. Es la misma táctica que los herederos del bolchevismo aplican en aquellos sitios en los que se hicieron al poder: Nicaragua, Venezuela y en buena medida Bolivia.

Pero el astuto Putin nunca ha podido olvidar sus viejos tiempos de agente de la KGB. Hace varios años descubrió las enormes fallas de seguridad que tienen los sistemas de comunicación vía internet. En Rusia se dio la orden de que la correspondencia confidencial fuera escrita en papel utilizando las viejas máquinas de escribir. Esos instrumentos que se creían obsoletos conservan vida desde entonces.

Los propios rusos, tan celosos con su propia correspondencia, hicieron un festín invadiendo las cuentas de correo de la candidata Hillary Clinton y muchos de sus colaboradores. No hay duda acerca de la intromisión rusa en las elecciones norteamericanas de 2016. El presidente Trump lleva años negando esa evidencia pero en la semana pasada el fiscal Robert Mueller declaró ante el Congreso que en su investigación él no había absuelto al Presidente.

El maravilloso avance tecnológico de internet no ha logrado obtener grados aceptables de seguridad. En mayo pasado el vicecanciller de Austria tuvo que renunciar cunado se hicieron públicas unas grabaciones que mostraban al funcionario dispuesto a ayudar a una empresaria rusa para obtener contratos en su país. Las actuaciones de Julian Assange, tan reprobadas, siguen teniendo imitadores en todas partes.

La víctima de turno es el gobernador de Puerto Rico Ricardo Rosselló. Miembro de un poderoso clan político de la isla, el actual gobernador cometió la enorme insensatez de burlarse de muchas personas y colocar sus burlas en un chat con sus amigos. Como era de esperarse, el chat fue intervenido por los enemigos políticos del gobernador, quienes organizaron protestas callejeras sin parar.

Por supuesto que no fue la metida de pata de Rosselló en su chat la única causal de indignación. Tras la devastación que causó en Puerto Rico el huracán María se descubrió una irritante serie de abusos y malos manejos administrativos. Varios de los manifestantes nos recordaron tristemente lo que también sucede en Colombia: que se habían aprovechado de los dineros para la salud y la educación.

A muchos les duele reconocerlo, pero Putin tenía la razón. Las comunicaciones vía internet simplemente no son seguras. Ingresar a todas las redes es como vivir en una casa con las puertas abiertas. Hasta los inocentes micrófonos juegan hoy malas pasadas: al senador Macías se le oyó decir en la instalación del Congreso que tenía preparada una sorpresa para los de la oposición. Macías decretó un receso y los asistentes se esfumaron.

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Que nuestro alcalde Armitage no siempre escoge los mejores momentos para decir las cosas, puede ser verdad. Entendemos que las labores inherentes al manejo de una ciudad grande como la nuestra exigen muchas energías. Pero no puede negarse que Armitage tiene la razón en sus planteamientos. El fanatismo ambiental está haciendo carrera en nuestro medio.

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