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Los Holmes criollos

No nos referimos, por supuesto, a una conocida dinastía de políticos vallecaucanos,...

2 de marzo de 2015 Por: José Félix Escobar

No nos referimos, por supuesto, a una conocida dinastía de políticos vallecaucanos, uno de cuyos miembros más notables fue hace poco candidato a Vicepresidente de la República. No estamos mencionando a aquellos detectives que se la pasan hurgando en escritorios que no son los suyos, grabando conversaciones ajenas y hasta inquiriendo sobre la calidad del café que toman los magistrados de las altas cortes. Estos detectives, hasta que los bautizaron con el pomposo anglicismo de ‘hackers’, eran unos simples metiches y correveidiles. Hablamos en esta nota de los investigadores e inspectores oficiales que tiene el país.Nuestro tema es la paupérrima calidad de los investigadores y vigilantes con funciones claramente establecidas en las leyes. Es una realidad que el Estado moderno tiene que supervigilar la conducta social de los ciudadanos para prever posibles ilícitos y precaver sus consecuencias. Ni por asomo estamos defendiendo la instauración totalitaria del ‘gran hermano’ que todo lo fisgonea. Pero que los abusos existen es un axioma y los gobernantes deben defender en estos casos, mediante la inspección oportuna, los intereses colectivos.Con gran bombo se anunció en días pasados la intervención de la Universidad San Martín, fundada por Mariano Alvear y sus parientes. La educación en Colombia es inspeccionada y vigilada por el Presidente, quien ejerce tales actividades a través del Ministerio de Educación. Lo que es muy difícil de entender es que durante tantos años la conducta irregular de la familia Alvear no fuera detectada y corregida a tiempo. Es que de la noche a la mañana no se desvían miles de millones de pesos con destino a inversiones privadas, incluida una cadena de hamburgueserías. ¿Dónde andaban los Sherlock Holmes del Ministerio de Educación?Amplios titulares ha ocupado en esta semana el desenvolvimiento del juicio contra los señorones de Interbolsa, esos que hicieron desaparecer 330 mil millones de pesos en una maraña de fondos, sociedades y fideicomisos, aquí y en el exterior. También el artículo 189 de la Constitución señala como función específica del Presidente “ejercer, de acuerdo con la ley, la inspección, vigilancia y control sobre las personas que realicen actividades financiera, bursátil, aseguradora y cualquier otra relacionada con el manejo, aprovechamiento o inversión de recursos captados del público”. Por simple división del trabajo el Presidente ha confiado el ejercicio de tales actividades a la Superintendencia Financiera. Los atropellos en Interbolsa llevaban varios años. ¿Dónde estaban los Holmes y los Watson de la Superintendencia mientras Jaramillo, Corridori y sus socios hacían de las suyas?Es forzoso hacer un poco de memoria. ¿Qué andaban haciendo los investigadores oficiales mientras Samuel Moreno, su hermano y una caterva de contratistas defraudaban las arcas del Distrito Especial de Bogotá? Es que ese monstruoso carrusel de la contratación no se ideó en un día ni en una semana. Y echando un poco para atrás: la ya mencionada Superintendencia Financiera, ¿por qué dejó prosperar a David Murcia Guzmán si era evidente que andaba tumbando a medio país con su pirámide? Es doloroso reconocer que fueron los alumnos los que desvelaron las tropelías de la San Martín; y que fue la prensa la que desnudó el carrusel de la contratación y el escándalo de Interbolsa. ¿Y nuestros Holmes qué?

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