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Limpiar la casa

El país debería tomar conciencia sobre el hecho de que el 7 de agosto de 2019 se conmemorará el segundo centenario de nuestra Independencia. No fue poca cosa lograrla.

16 de diciembre de 2018 Por: José Félix Escobar

El país debería tomar conciencia sobre el hecho de que el 7 de agosto de 2019 se conmemorará el segundo centenario de nuestra Independencia.
No fue poca cosa lograrla. En las dos décadas que precedieron a la Batalla de Boyacá las garras del Imperio Español dejaron profundas y dolorosas huellas en la consciencia de los colombianos. Nunca podremos olvidar a un Antonio Nariño prisionero por el solo hecho de haber traducido la proclama revolucionaria francesa sobre los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Nunca se debería borrar de la memoria nacional la sangrienta represión que los Borbones desataron contra los pioneros de nuestra Independencia. El ajusticiamiento de Camilo Torres, Francisco José de Caldas, y Policarpa Salavarrieta, al igual que el inicuo sitio de Cartagena conforman un grupo de hitos fundamentales en el nacimiento de nuestra vida republicana.

Para ello Colombia debe prepararse y limpiar la casa. Toda una serie de comportamientos indebidos deberían ser corregidos y muchas conductas censurables deben borrarse de la vida de los colombianos.
Hay que rescatar el respeto por las instituciones nada más vergonzoso que el reciente episodio en el cual unos desadaptados arrojaron ratones vivos en plena sesión del Congreso, con el evidente ánimo de sabotearla.
El Congreso de la República es la cabeza de la Rama Legislativa del poder público.

Por esencia es un augusto recinto, como quiera que en él los representantes del pueblo deliberan y votan nuestras leyes. Los códigos de conducta, de lenguaje y de apariencia tienen que ser muy estrictos. Por ello las animaladas de los que aventaron ratones o las payasadas del inefable Antanas Mockus tienen que ser barridas de nuestro parlamento.

La limpieza de la rama Judicial ha sido profunda desde que se conocieron las tropelías del magistrado Jorge Pretelt y sus amigos. La Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia y el Consejo de Estado son los tres grandes pilares en los que se fundamenta la función de administrar justicia. Es inconcebible que en una democracia civilizada existan mercaderes de sentencias.

Tampoco la rama Ejecutiva puede escapar a una limpieza profunda. Los grandes escándalos de corrupción de los últimos ocho años han devorado los presupuestos públicos y por ello el Estado se ve en la necesidad de apretar clavijas tributarias a los ciudadanos. El gasto desbordado y la burocracia desenfrenada deben ponerse en cintura. Los colombianos son cada vez más conscientes de que su obligación es contribuir al financiamiento del Estado, siempre que existan condiciones de equidad y justicia.

La actividad política también debe ser objeto de profunda limpieza. Qué patético el video del excandidato Gustavo Petro recibiendo enormes fajos de billetes y guardándolos en bolsas de plástico. Colombia no resiste acumular más errores del hoy senador Petro. Como será de patético su comportamiento que hasta el cuasidictador venezolano Diosdado Cabello se arrepintió de las antiguas relaciones de Petro con los chavistas. Gustavo Petro está impidiendo con su terca y tozuda presencia el surgimiento de nuevas figuras, esas si ‘decentes’, en el centro- izquierda colombiano.

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Mientras muchos se desgastan hablando y criticando, Costa Rica da ejemplo. Nuestros hermanos centroamericanos se han propuesto recoger cuanto empaque plástico encuentran para reciclarlo.

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