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Balance penoso

Cuando Hugo Chávez Frías se hizo al poder, en 1998, el PIB...

1 de octubre de 2012 Por: José Félix Escobar

Cuando Hugo Chávez Frías se hizo al poder, en 1998, el PIB de Venezuela era del orden de US$89.000 millones y el barril de petróleo costaba US$9,5. En 2010, cifras oficiales esgrimidas por el propio Chávez estimaban el PIB venezolano en US$257.000 millones y el barril de petróleo valía US$72,6. Las cuentas de los tenderos (individuos mucho más perspicaces que tanto postdoctor que no da pie con bola) indican que -en la era Chávez- mientras que el PIB del país creció 2,8 veces, el precio del barril de petróleo lo hizo 7,6 veces.Si Venezuela no dependiera tanto de los hidrocarburos, esas comparaciones podrían ser tildadas de simples y elementales. Pero es que estamos hablando de un país en el cual el 95% de los ingresos por divisas provienen del petróleo y el 40% de todos los ingresos públicos tienen la misma fuente. La enorme desproporción entre el crecimiento del país y el aumento del valor de su principal motor económico revela de inmediato lo que se ha constituido en la mejor arma de la oposición: un descomunal, casi pecaminoso despilfarro de recursos. Se estima que entre 1999 y 2012 Hugo Chávez regaló a sus amigos políticos US$170 mil millones: más de la cuarta parte de los ingresos petroleros. Tan solo el subsidio a la Cuba de los hermanos Castro pasa de US$6 mil millones por año. Para dimensionar este despropósito conviene anotar que el país más poderoso del mundo (Estados Unidos) cada año subvenciona militarmente a su mejor aliado estratégico (Israel) con la mitad de esa cifra. Lo grave es que es bastante probable que el bárbaro de Barinas vuelva a salir electo. Nos encantaría que fuera lo contrario, pero los pasos dictatoriales de Chávez Frías en sus mandatos anteriores apuntan a ganar como sea. La libertad de expresión ha sido sistemáticamente conculcada; las maniobras como modificación de distritos electorales son cosa de todos los días; el hostigamiento a cualquiera que disienta es notorio. La frialdad de las cifras (en la medida en que el régimen permite que se conozcan) indica que Chávez Frías ha sido un pésimo gobernante. La inseguridad campea y el desabastecimiento florece. La única meta del dictador ha consistido en crear un ejército civil de adeptos a quienes se les inculca que el dinero del mercado se obtiene gritando consignas pro Chávez en cuanta manifestación organizan los áulicos del Gobierno. Nada de esforzarse en el trabajo, nada de ahorrar con prudencia. Se calcula que un millón de venezolanos bien preparados ha emigrado del país. Y que 200.000 empresas han tenido que cerrar. La oposición venezolana ha afinado sus críticas y nos han tomado a los colombianos como ejemplo. Cuando Chávez arribó a la presidencia, la economía de Venezuela era una tercera parte mayor que la de Colombia. Hoy es 21% inferior. No obstante todos nuestros problemas y en contravía de ese gran deporte nacional que es el lamento, Colombia en el período 1998-2012 ha hecho mucho mejor las cosas. Sin alharacas revolucionarias ni ridiculeces de exposición, como las que han marcado de manera indeleble al chavismo.

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