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Voto en blanco

Carlos Lozano y Lozano, unos de los próceres liberales del Siglo XX,...

21 de junio de 2012 Por: Jorge Restrepo Potes

Carlos Lozano y Lozano, unos de los próceres liberales del Siglo XX, al responder una encuesta del semanario ‘Sábado’ en 1944, expresó: “No es posible pedirle a un partido político, una severa coherencia doctrinal, un tono uniforme, una rigurosa lógica en la presentación de sus postulados e ideas. Forzosamente son muchos los matices de pensamiento, son múltiples las escalas de entusiasmo o de convicción que suscita cualquier tesis fundamental”·Coincido con ese planteamiento del egregio expresidente liberal, que ocupó la Presidencia por una licencia solicitada por el titular Alfonso López Pumarejo. Lo que dijo en esa época el doctor Lozano se puede predicar hoy del liberalismo para manifestar que lo que a sus miembros nos une es precisamente la variedad de pensamientos que bullen en su seno, pero todos tendientes a buscar el bienestar de la comunidad y el afianzamiento de su doctrina.Esta introducción, apoyada en el dicho de uno de los grandes jefes liberales, me sirve para afirmar que es vergonzoso el comportamiento de algunas personas que se autoproclaman líderes de la colectividad, en el escogimiento del candidato a la Gobernación para la elección del 1 de julio. Y sostengo que es vergonzoso pues en el listado de pretendientes a la candidatura de la Unidad Nacional aparecían tres nombres liberales de altísima calidad y competencia: la ex senadora Griselda Janeth Restrepo, el exgobernador Luis Fernando Cruz Gómez, y el exrepresentante Jorge Homero Giraldo.La exclusión de este último es increíble porque en las elecciones de octubre para gobernador, hace sólo siete meses, Homero llevó a las urnas la impresionante cifra de 450.000 votos, cantidad que hacía mucho tiempo no mostraba un aspirante liberal. Es cierto que en esa oportunidad Homero contó con el apoyo de otros sectores diferentes al liberalismo, pero este fue el partido que lo avaló y en el tarjetón apareció su logotipo como garante de su candidatura.Entonces, si había una persona con semejante caudal electoral, que muchos creemos fue triunfadora de la contienda, pues el resultado final a favor de Héctor Fabio Useche aún está discutiéndose en los estrados judiciales, era obvio que el ungido fuese Giraldo y no el señor Ubeimar Delgado, que puede tener múltiples adornos pero fue el candidato apoyado por Álvaro Uribe -enemigo acérrimo del liberalismo- en esas elecciones de octubre y, posesionado Useche, fue partícipe de su gobierno.Esas dos circunstancias han debido ser motivo de análisis para quienes participaron en el escogimiento del candidato. Pero no. Pesaron más los apetitos burocráticos y todos entraron en el reparto milimétrico del poder. Por eso no acataré lo que ordenaron los sedicentes jefes liberales. Votaré en blanco para que si resulta número importante en ese sentido, le digamos a esos personajes que obraron contra los intereses del Partido, y que los liberales merecemos respeto pues no somos incapaces a quienes se les puedan dar mandatos desatinados.Y también para decirle a Simón Gaviria, presidente de la DLN, que le faltó intervenir en ese proceso para que el Partido no sufriera tamaña degradación. No basta dictar resoluciones en Bogotá. Hay que venir a la provincia y liderar políticas en las que el liberalismo tenga interés.El voto en blanco es un ‘candidato’ que aparece en el tarjetón, y es opción democrática de inmenso peso político.

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