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Vaya viendo

Vaya viendo que las campañas se hacen en verso pero se gobierna en prosa.

21 de noviembre de 2018 Por: Jorge Restrepo Potes

Vaya viendo, señor Presidente, algo que muchos enceguecidos por el amor que sienten por Uribe, no quieren ver: que mientras el expresidente continúe en la arena política será muy difícil la gobernabilidad, porque un ataque sistemático todos los días, sin descanso, perturba la gestión de un gobernante por buena que pretenda ser.

Vaya viendo la estrategia de su patrón para manejar los hilos del poder. Como no pudo convertir a Santos en vulgar marioneta, resolvió montarle una oposición que no se detuvo ante nada: la contumelia, la calumnia, armas innobles con las que logró desequilibrar el doble cuatrienio de su antecesor, al que salvó que Santos tiene una coraza intraspasable que le permitió ignorar los burdos ataques que afrontó -y sigue afrontando-, tal como lo demostró cuando sin inmutarse ignoró a la pasajera del avión que lo agredió, sin que el objeto de la patanería levantara su vista del celular.

Pero con usted la cosa es distinta, porque no tiene ni el coraje ni la tradición política de Santos, que le permitió desembarazarse del sedicente amo. Es increíble la soledad en que lo tiene.

¿Cómo así que usted, a través de su Ministro de Hacienda, presenta un proyecto de Ley de Financiamiento -en realidad es una reforma tributaria-, y sale Uribe a despotricar del mismo, haciéndoles quedar a usted y a Carrasquilla como los malos del paseo? Atroz, pero muy propio del talante con el que el jefe trata a sus conmilitones.

Vaya viendo que las campañas se hacen en verso pero se gobierna en prosa.  Usted entró en ese conato de ganar la presidencia con el discurso único de criticar a Santos y torpedear el proceso de paz -que son los fantasmas que persiguen a Uribe-, y a prometer que no se metería con el bolsillo de los colombianos.

Ahí le vi mal, pues quedó de mentiroso al faltar a su promesa de campaña, y terminó, sin el jefe como compañero de viaje, cargando en la espalda el desprestigio y la furia del pueblo que ve indignado que le metan IVA a toda la canasta familiar.

A propósito, si el Congreso aprueba esa barbaridad, el año próximo quiero ver a quienes la apoyen, buscando votos para su reelección. ¡Mamola!

Vaya viendo que la única forma para que usted pueda gobernar en los procelosos mares de los cuatro años que le quedan, es mandar a la punta de un cuerno a su ‘presidente eterno’.

No basta tener las mejores intenciones -de ellas está empedrado el camino del infierno- para hacerle frente a los múltiples problemas del país.

Usted y su partido tuvieron por ocho años a Santos de trompo quiñador, para endosarle todos los males reales o supuestos de Colombia. Ojalá no le apliquen a usted la misma dosis.

Vaya viendo que la solidaridad de sus coequiperos del Congreso fue flor de un día pues de ese amor “no va quedando nada”, como dice la canción.

Ernesto Macías, ya con la indigna Orden de Boyacá en su mochila, encabeza la oposición a la Ley de Financiamiento, y Uribe señala con su índice de urólogo candidatos a la Alcaldía de Bogotá, sin su anuencia, y pasándose por la faja a Pacho Santos y Diego Molano, que también aspiran a ese cargo.

Libérese ya, señor Presidente, de esa noria en la que da vueltas y vueltas sin llegar a ninguna parte, antes de que lo deje el tren de la historia, del que ya se escucha el agudo silbato de la partida. Saque los arrestos liberales de su linaje, póngase el gorro frigio, y lance el grito de independencia.

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