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También me voy

No vacilé en cursar el trino #YoMeVoy para contribuir, en lo que pueda, para arrebatar de las manos de los traidores la vieja y roja bandera del liberalismo.

3 de octubre de 2018 Por: Jorge Restrepo Potes

Un número grande de liberales -entre los cuales me encuentro- tomó la determinación de salirse del Partido Liberal, o de eso que ahora se llama así, y que es solamente el recuerdo de la histórica colectividad con 170 años de tradición en la política nacional.

Quince exministros liberales (Alejandro Gaviria, Juan Fernando Cristo, Guillermo Rivera, Yesid Reyes, Cecilia López, entre otros), promovieron el éxodo de los copartidarios que vieron con horror la perversa claudicación de sus banderas al resolver el director único del Partido el apoyo a Iván Duque en la segunda vuelta, totalmente incoherente con las tesis defendidas por los liberales como la Ley de Víctimas, la defensa del Acuerdo de Paz y la Ley de Tierras.

Porque esa entrega miserable no fue consensuada con las bases rojas y, además, se hizo la noche misma en la que el candidato liberal Humberto de la Calle había sido derrotado por el abandono a su suerte que Gaviria y sus secuaces hicieron del excelente candidato.

En esta columna denuncié que esa negociación torticera se fraguó una semana antes de la primera vuelta, sin la anuencia de De la Calle. Atroz.
Gaviria y su bancada pasaron como por sobre ascuas el amargo sendero que recorrió el Partido durante los ocho años del gobierno de Álvaro Uribe, en el que con saña pretendió borrar del mapa al liberalismo, del que había sido miembro años atrás, y del que derivó grandes honores en plurales cargos oficiales.

Hay casos en los que es conveniente hacer alianzas políticas, en busca de beneficios partidistas. Aquí, en la abyecta sumisión a Uribe, no hubo pacto de ninguna naturaleza sino la esperanza bastarda de que “el que dijo Uribe” les pagara la felonía llamándolos al Gobierno.
Les hizo pistola, y ese pistoletazo produjo que el expresidente pereirano y sus alegres muchachos declararan ‘independiente’ el Partido a ver si Duque recula y les tira las migajas que caigan de la mesa de la Casa de Nariño.

No existe en la historia política de Colombia un acto más indigno que ese. Horacio José Serpa Moncada -increíble en el hijo del viejo líder- dice que votaron a Duque porque es el más de centro del Centro Democrático. ¿¡Qué es eso!?

Por todo esto es que muchos liberales hemos resuelto salirnos del Partido a defender en calles, universidades, prensa, radio, televisión, donde podamos, el credo liberal que nutrió las esperanzas del pueblo colombiano por más de un siglo.

Yo, que nadie puede echarme en cara una sola defección de mis principios liberales, no vacilé en cursar el trino #YoMeVoy para contribuir, en lo que pueda, para arrebatar de las manos de los traidores la vieja y roja bandera del liberalismo, que va más allá de los falsetes destemplados de Gaviria y de las explicaciones mercenarias de sus aliados en el Capitolio.

Vamos a darles la pelea con las armas que ofrece la democracia: movilización de ideas, foros doctrinarios, mensajes en las redes, y presencia en las elecciones regionales de 2019. A esa empresa invito a los liberales vallecaucanos auténticos.

No es fácil -lo reconozco- salirse de una colectividad a la que pertenezco desde que abrí los ojos en Tuluá hace muchos años. Pero esa misma lealtad me obliga, por simple decoro político y personal, a unirme a este movimiento de restauración del liberalismo, que cada día adquiere más fuerza, tal como lo indican las redes sociales, y es notoria la presencia de la juventud en ese empeño.

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