El pais
SUSCRÍBETE

¿Qué más quieren?

Ahora resulta que, según sus malquerientes, el Presidente de la República tiene que solucionar todos los inmensos problemas que desde que llegaron los conquistadores españoles se ciernen sobre la geografía colombiana.

7 de junio de 2017 Por: Jorge Restrepo Potes

Ahora resulta que, según sus malquerientes, el Presidente de la República tiene que solucionar todos los inmensos problemas que desde que llegaron los conquistadores españoles se ciernen sobre la geografía colombiana. Si aquí hubiese mínima capacidad de análisis desprevenido y sin mirar a través de las lentes de odio que ha puesto el senador Uribe Vélez en los ojos de sus seguidores, habría que reconocer que Juan Manuel Santos es un mandatario que muestra resultados que lo sitúan en alto nivel de competencia administrativa.

Cuando se elige un presidente, el pueblo que mayoritariamente votó por esa persona supone que debe ser buen gestor de la cosa pública y que pondrá en ese intento toda la potencia de su inteligencia. Por lo general, los puntos que informan el programa de un candidato no son todos de estricto cumplimiento pues en estos países subdesarrollados no todo es posible de ejecutar.

Pero si usted se detiene a revisar lo que dijo Santos en sus dos campañas, las de 2010 y 2014, hallará la constante de su vocación por la paz. Eso no se le ocurrió el día de su primera posesión para urticar a su antecesor, el señor Uribe. Tenía las llaves de la paz en su bolsillo y así lo dijo ante el país, y a punta de tenacidad, y jugándose su capital político, logró concretar el acuerdo con las Farc, que es apenas uno de los actores del conflicto interno que padece Colombia. Y ahí va el proceso y su implantación, soportando los virulentos ataques de la oposición que considera que esa es la vía para retornar al poder en 2018 y retrotraer el país al estado de guerra que se tuvo con esa guerrilla.

Pero hay más que Farc en la agenda del presidente Santos. Con el exvicepresidente Germán Vargas diseñó el plan para dotar al territorio de una infraestructura vial que le permita ser más competitivo en el comercio internacional. En ese mismo sentido, hay que observar el increíble desarrollo portuario, tanto en el Caribe como en el Pacífico.

Y la injustamente atacada Gina Parody, como ministra de Educación, hizo una verdadera revolución en esa cartera, dando cobertura como nunca se había visto y poniendo en marcha el plan ‘Ser Pilo Paga’, que ha llevado a miles de estudiantes pobres a las mejores universidades del país.

Y pregunte sobre la modernización de Colombia en conectividad digital, y encontrará que en todos los municipios hay acceso a Internet.
No cabe en esta columna todo el registro de los positivos actos del Gobierno, pero que este ha sido uno de los mejores que hemos tenido, no admite duda. Que falta mucho por hacer, desde luego. Pero Santos supo sortear con éxito el tremendo lío del desplome del precio del petróleo y, con las buenas medidas del Banco de la República, tenemos una moneda relativamente sana y un índice de desarrollo bastante bueno comparado con el de los países de la región.

Todas las buenas noticias que surgen se ven ensombrecidas por los trinos apocalípticos del uribismo que ha logrado perversamente convencer a muchos que estamos en el peor de los escenarios posibles, en el que Venezuela es el destino al que iremos a parar.

Eso no es así y mucho daño le hacen a Colombia estos profetas de desastres, que no entiendo cómo pretenden convertirse en gobierno despedazando todo lo que encuentran a su paso. Si aspiran a gobernar, es mejor que reciban un país pujante que les permita desarrollar sus proyectos. Del caos que quieren montar, no sale nada bueno.

AHORA EN Jorge Restrepo Potes