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El no gobierno

Así, pues, que tiene razón el expresidente Samper. Este que ahora padecemos es el no gobierno, al que es imposible quitarle el adverbio pues este año se le fue en blanco. Basta mirar las encuestas para...

7 de agosto de 2019 Por: Jorge Restrepo Potes

Los colombianos podemos tener el concepto que se nos venga en gana –por lo general, pésimo– sobre Ernesto Samper Pizano, pero nadie puede negarle su inteligencia y su versación en temas económicos, que le hubiesen permitido hacer excelente gobierno, de no haberse atravesado el escándalo de la financiación turbia de su campaña presidencial.

No tenía Colombia en 1994 un aspirante a la presidencia de la República con mejores credenciales que Samper, porque brilló como ministro, embajador y director de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras –Anif-. Joven, con una familia destacada por sus servicios al país, estaba llamado a ser muy buen administrador de los intereses nacionales.

Tiene Samper un humor cáustico y letal solo comparable con el de otro expresidente, Alfonso López Michelsen. Cuando este perdió la reelección compitiendo con Luis Carlos Galán y Belisario Betancur en 1982, Samper era jefe de campaña y la noche de la derrota López, furioso, le dijo que si no fuera por él (Ernesto), sería presidente. Samper ripostó: y si yo no hubiera estado con usted, sería ministro.

Años después, López tomó revancha y sentenció lapidariamente: “Samper es el pasivo del partido Liberal”. Con ese ‘jab’ de izquierda Samper quedó tendido en la lona y tuvieron que revivirlo con sales aromáticas.

Ahora Samper ha sacado de nuevo su garra demoledora, al decir que Colombia, en los últimos años, ha tenido gobiernos buenos, regulares y malos, y que el de Iván Duque es el no gobierno.

Ese no fue un ‘jab’ de izquierda sino un derechazo al mentón, del que no es fácil reponerse en el cuadrilátero de la opinión pública. Hay que volver a ver Rocky I para observar lo que le hacían a Sylvester Stallone para que se levantara y regresara al centro del ring a continuar el combate contra Apollo.

Y es que, en efecto, este de Iván Duque es el no gobierno desde el comienzo de su mandato, cuando el patán de Ernesto Macías le ordenó al presidente que posesionaba el cambio de la cúpula militar, y ahí están los resultados, con varios oficiales de esa cúpula comprometidos en actos contrarios a la ley penal.

Ministros mediocres, incapaces de lograr una relación fluida con el Congreso, e ineptos para afrontar debates con la oposición, a la que solo detienen con ‘jugaditas’ como la del 20 de julio, que nos hizo quedar ante el mundo como una republiqueta bananera.

Se nos dijo en campaña que la flexibilidad de Santos con las Farc se cambiaría con Duque por la mano fuerte uribista. Ayer se cumplió un año con Duque pidiéndole al gobierno cubano que rompa los protocolos y entregue esposados a los líderes del ELN que están en la isla.

No está ni tibio el Presidente, pues a los que allá mandan no les cabe en la cabeza atender la insólita pretensión porque tanto Cuba como Noruega son garantes del protocolo suscrito con esa guerrilla por el Estado colombiano.

¿Y dónde está la contundencia del Gobierno contra esa guerrilla? No ha habido en estos doce meses un golpe fuerte contra esa organización que sigue con los cabecillas en La Habana y sus tropas en Colombia causando estragos a la infraestructura petrolera.

Así, pues, que tiene razón el expresidente Samper. Este que ahora padecemos es el no gobierno, al que es imposible quitarle el adverbio pues este año se le fue en blanco. Basta mirar las encuestas para entender el juicio de la gente sobre el régimen.

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