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El hombre clave

Conocía de la existencia de Henry Acosta Patiño por haber sido él...

27 de octubre de 2016 Por: Jorge Restrepo Potes

Conocía de la existencia de Henry Acosta Patiño por haber sido él integrante del gabinete del alcalde de Cali Carlos Holmes Trujillo García, y después secretario de Desarrollo Social del Valle del Cauca en la administración de Angelino Garzón. Lo que ignoraba es que este quindiano, nacido en Génova en 1948, haya sido el hombre clave en el proceso de fin del conflicto que adelanta el Gobierno con las Farc en La Habana, y que luego del increíble No del 2 de octubre siga buscándose como última esperanza de paz para un país destrozado por una guerra vieja ya de 52 años.Hago parte de la ‘Mesa Liberal’ que se reúne los martes desde hace 40 años. De sus fundadores sólo sobrevivimos dos, pero han llegado nuevos contertulios, que reemplazan a los fallecidos y a otros que se alejaron cuando sus ideas liberales periclitaron. Pero ahí seguimos los fieles al trapo rojo, y todos tenemos el compromiso de cumplir la cita hebdomadaria.Tuvimos el acierto de invitar el martes siguiente al colapso del plebiscito a Henry Acosta Patiño, quien por espacio de tres horas contó cuál había sido su papel como facilitador de las aproximaciones con los líderes de las Farc, desde el Gobierno de Álvaro Uribe quien puso todo su empeño, así ahora lo niegue, en buscar la iniciación de diálogo con el grupo insurgente para ver de lograr una salida del tremendo drama de violencia que azota el país, y que una vez Uribe desistiera, fue retomado por Juan Manuel Santos, siempre con Acosta como facilitador.Es decir, que este colombiano empleó 10 años de su vida, corriendo toda suerte de riesgos, para convencer a los jerarcas farianos para que aceptaran negociar, primero con el gobierno de Uribe y después con el de Santos, las bases de un acuerdo que pusiera fin al conflicto armado que empezó en 1964, cuando al mando de Manuel Marulanda y la dirección ideológica de Jacobo Arenas, se convirtió en una de las guerrillas más fuertes no sólo de Colombia sino del mundo.Quedé gratamente impresionado de la inteligencia de Acosta y, sobre todo, de su feliz memoria pues reseña uno a uno todos los pasos que dio, en la decisiva compañía de su esposa Julieta, en las montañas de Colombia para sus entrevistas con Pablo Catatumbo, especialmente, de cuya entera confianza gozaba, para transmitir los mensajes de ambos regímenes, y traer las respuestas, todo lo cual desembocó en el inicio de las conversaciones en Oslo, seguidas después en La Habana.Los que tan ligeramente votaron No en el plebiscito, deben leer el libro que acaba de publicar Henry Acosta -‘El hombre clave’-, que se consigue en La Nacional, para que vean el tortuoso camino que hubo que seguir hasta llegar al 26 de septiembre en Cartagena, cuando con 15 jefes de Estado, rey emérito de España y representantes de las más altas entidades internacionales, el presidente Santos y Rodrigo Londoño, jefe de las Farc, suscribieron el pacto de terminación del conflicto.Una semana después, por mayoría de 0,4%, que equivale al 0,2% del censo electoral, las urnas dijeron No, y ahora muchos de los que así votaron llenan calles y plazas demandando ‘Acuerdo ya’ porque saben que la continuación de la guerra es funesta para todos.Doy gracias a Henry Acosta por su invaluable contribución en la consecución de la paz. Ojalá Santos entienda que la vida de los colombianos vale más que cualquier porcentaje electoral, porque ese es el más fundamental de los derechos.

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