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Diálogo en el parque

- Ole Jorge, te viniste duro contra Gaviria la semana pasada. ¿No creés que se te fue la mano?

13 de junio de 2018 Por: Jorge Restrepo Potes

- Ole Jorge, te viniste duro contra Gaviria la semana pasada. ¿No creés que se te fue la mano?

- Me quedé corto porque se agotaron los caracteres que autoriza el periódico y no cupo el resto de censuras que merece el expresidente en cuanto a su conducta como director del liberalismo.

- A ver contame, ¿de dónde sale tan tremenda piedra?

- Porque a un partido con 170 años de tradición, como el tuyo y el mío, no pueda dársele tratamiento como si fuera uno de esos aparecidos, como La U y Cambio Radical.

- Pero, ¿no considerás que Gaviria pretendía salvar el partido luego de la tragedia del 27 de mayo?

- Es que esa tragedia fue causada por la pésima conducción de Gaviria, que se desinteresó de la suerte del candidato liberal, a quien solo a ratos acompañó. La de De la Calle fue una derrota anunciada, propiciada desde la cúpula del partido.

- ¡Cómo así, no jodás!

- Claro. El Partido Liberal obtuvo en las elecciones de marzo más de dos millones de votos, y, de hecho, cuenta con mayoría relativa en la nueva Cámara de Representantes. Lo obvio era que todos los congresistas liberales hubieran trabajado con entusiasmo por el candidato, que solo puso 399.180 ¿Qué se hicieron los otros dos millones? Votaron por otro aspirante, y yo juzgo que fue por Duque, porque esa tratativa, como dicen los argentinos, ya se intuía desde antes de los comicios.

- ¿Presumes que elegir a Duque es perjudicial para Colombia?

- Lo que pienso es que Duque encarna la parte más reaccionaria de la política colombiana, que es la que comanda Álvaro Uribe con su corte de aduladores. Yo no entendería que aquí, en este Parque Boyacá, se monte una tarima ahora y en ella aparezcan Uribe, Duque, Gaviria, Pastrana y Ordóñez. Ver al jefe liberal compartiendo ese escenario sería una vergüenza para quienes siempre hemos defendido el trapo rojo. Y aquí en Tuluá, más que vergüenza, una humillación.

- Algunos dicen que apoyar a Gaviria en el paso que dio es defender la institucionalidad del Partido Liberal.

- Ese es el sofisma al que están acudiendo los tránsfugas para acercarse al poder a través de Gaviria. Eso de la institucionalidad se me antoja como si Laureano Gómez en 1946 hubiese resuelto abandonar a Mariano Ospina para apoyar a Jorge Eliécer Gaitán. A mi abuelo materno Ramón Lucio Potes, ultragodo, le hubiera dado el infarto que lo mató veinte años después.

- ¿Qué otra salida estimas que debió buscar Gaviria?

- Hay varias: la abstención, como la que acordaron los jefes liberales en 1949 por falta de garantías, entre ellas el atentado al candidato Darío Echandía, en el que murió su hermano Vicente por una bala salida del fusil de un uniformado; el voto en blanco, que si bien es inane, al menos es manifestación de inconformidad; y la libertad a los copartidarios de votar como a bien tengan. Eso era lo decente, lo coherente.

- ¿Será que los liberales acatan la consigna de votar por Duque, después de estos últimos 16 años en los que hemos tenido confrontación recia con su jefe y mentor?

- Esa sería la última palada de tierra en la fosa del Partido. Con Duque instalado en la Casa de Nariño, el liberalismo cerrará toda posibilidad de recuperar el gobierno en el futuro.

- Yo tengo resuelto votar por Petro el domingo. ¿Y vos, Jorge?

- Yo también, apelando a mi conciencia, que es la única a la que debo dar cuenta de mi proceder político.

- Bueno vale, hablamos el lunes.

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