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Así empezó

Pienso que la gente de mi generación, a la que le tocó...

19 de mayo de 2016 Por: Jorge Restrepo Potes

Pienso que la gente de mi generación, a la que le tocó presenciar y sufrir la violencia política que se desencadenó sobre Colombia en 1947 y la que solo se logró detener en 1958 cuando Alberto Lleras ascendió a la Presidencia en virtud del pacto de Frente Nacional que estableció la repartija del poder, entregándole el 50% al Partido Conservador y el 50% al Liberal, no desea que se repita.Eso sirvió para detener la hemorragia -300.000 muertos, según registros confiables- pero se desvirtuó el sistema democrático pues con cualquier votación, diga usted para Senado, un solo voto de mayoría daba al que la obtuviera la mitad de esa corporación, y como se requería mayoría calificada -dos terceras partes de los senadores- era difícil que cualquier iniciativa se convirtiera en ley.Los partidos perdieron su esencia pues no les importaba defender ideas y programas porque tenían asegurada la cuota de poder, por partes iguales. Así se fueron acabando las dos colectividades históricas y fueron llegando unos partiditos sin ubicación ideológica, y conservadores y liberales fueron apartándose de sus matrices para convertirse en simples bolsas de empleo, y, véalos como están ahora, tan reducidos y sin que los otros hayan avanzado.Naturalmente, al no haber controles, vino el ‘yo te tapo, tú me tapas’, y la corrupción hizo su agosto. Hoy no hay día en que no aparezca un escándalo peor que el de ayer, y cada vez son increíbles los atracos al erario. Mientras sube la tarifa de penas en el Código Penal, también sube la tarifa de la corrupción, y cuando los jueces pretenden castigarla, surge alguien a hablar de persecución política porque la justicia lleva los delincuentes a los estrados. Pero lo que a mí me tiene preocupado es la agresividad con la que se hace política en los días que corren. Y me preocupa, porque lo mismo que llega ahora en prensa, radio y televisión es lo que los colombianos -sin el último medio- veíamos y escuchábamos atónitos a mediados del Siglo XX cuando en el mismo salón de la Cámara de Representantes, Carlos del Castillo Isaza -conservador- mató a bala a Gustavo Jiménez -liberal-, ambos representantes por Boyacá. Otro criminal que ocupaba curul, descargó su arma e hirió en una pierna al patriarca liberal Jorge Soto del Corral, quien días después falleció a causa de ese balazo.Por la radio, que transmitía los discursos del Capitolio se escuchaban los gritos de guerra y en todos se observaba el odio partidista. Cuando los liberales intentaron adelantar juicio político contra el presidente Ospina Pérez, este dispuso la clausura del Congreso y lo que de allí siguió lo sabe la historia. Esto de ahora es igual. Hay un partido nuevo, con un jefe intemperante y agresivo, desesperado por su afán de recuperar el poder, y para eso no ahorra adjetivo mezquino ni aseveración falaz contra el presidente Santos creando una polarización tremenda que ya llegó hasta las reuniones sociales en las que no hay discusión sino combate.Hace 70 años un político soberbio ordenó a su hueste ‘hacer invivible república’. Hoy su réplica llama a la ‘resistencia civil’, que es “el golpe de Estado diferido y la revolución a término”, como dijo Gilberto Alzate Avendaño. Ojalá se calmen los ánimos pues como yo viví aquella etapa atroz de la patria, temo que se repita, porque así empezó.

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