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El peligro de ser neutrales

Decir que los periodistas debemos tomar partido y dejar de ser neutrales...

12 de junio de 2016 Por: Jorge Ramos

Decir que los periodistas debemos tomar partido y dejar de ser neutrales parecería ir en contra de lo que aprendimos en la escuela. Los periodistas, nos dijeron muchos maestros, deben ser neutrales y objetivos. Pero, creo que la única forma de cumplir con nuestra principal responsabilidad social, cuestionar a los que tienen el poder, es dejando a un lado la neutralidad.No tengo nada en contra de la objetividad, hay que reflejar la realidad como es y no como quisiéramos que fuera. Si es rojo decimos “rojo”, y si murieron 15, decimos “15”. Lo básico es responder al qué, dónde, cuándo, cómo y por qué. El reto viene después.¿Cuándo debemos tomar partido los periodistas y dejar la neutralidad a un lado? He identificado seis áreas. No debemos ser neutrales en casos de racismo, discriminación, corrupción, mentiras públicas, dictaduras y violaciones a los derechos humanos. No podemos tratar igual a un dictador que a una víctima de su dictadura. No debe ser lo mismo entrevistar a Donald Trump, que hizo comentarios racistas sobre mexicanos y musulmanes, e insultó públicamente a varias mujeres, que a las personas que ofendió. Dar los dos puntos de vista para equilibrar la información no nos lleva necesariamente a la verdad.Los mejores ejemplos de periodismo en Estados Unidos ocurrieron cuando los reporteros tomaron partido: periodistas del Washington Post que obligan al presidente Richard Nixon a renunciar; la postura de Walter Cronkite contra la guerra de Vietnam; y reporteros del Boston Globe contra los sacerdotes pedófilos, cuyo caso se explora en la película ‘Spotlight’. Hay más.La neutralidad no es buena compañía. “Siempre debemos tomar partido”, dijo Elie Wiesel, el escritor y sobreviviente del Holocausto en su discurso después de haber aceptado el Premio Nobel de la Paz en 1986. “La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio alienta al atormentador, nunca al atormentado”.Siguiendo esta idea, nos corresponde a los periodistas denunciar la dictadura cubana, los presos políticos en Venezuela, la corrupción en Brasil, las mentiras oficiales de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa en México y las expresiones racistas de la campaña electoral en Estados Unidos.“La idea de que los periodistas nunca puedan tomar una posición y sonar las alarmas, especialmente cuando tienes un peligro como el de Donald Trump, es realmente una idea pervertida y corrompida del periodismo”, me dijo en una entrevista Glenn Greenwald, quien colaboró con Edward Snowden para filtrar los documentos secretos de la dependencia de seguridad nacional de Estados Unidos. Algunas entrevistas con Trump donde no se le cuestionan sus opiniones prejuiciadas y sus comentarios sexistas, han sido verdaderamente vergonzosas.Lo mismo pasa con los abusos y la represión del régimen autoritario de Nicolás Maduro en Venezuela. “No es posible la neutralidad moral cuando hay presos políticos y la democracia no está funcionando”, dijo Luis Almagro, el secretario general de la Organización de los Estados Americanos. No denunciar una injusticia, seas o no periodista, nos podría convertir en cómplices.“Si eres neutral con respecto a una injusticia, estás escogiendo el lado del opresor”, dijo alguna vez Desmond Tutu, quien luchó junto con Nelson Mandela para terminar con el sistema del apartheid en Sudáfrica. “Si un elefante tiene su pata en la cola de un ratón y tú dices que eres neutral, el ratón no va a apreciar tu neutralidad”.Los periodistas, en casos muy específicos, debemos tomar partido. Ojo, esto no significa ser del Partido Demócrata o del Republicano. Esto significa ser de una independencia feroz y hacer preguntas duras, incómodas, a todos. “Si no tomamos partido, no es periodismo”, escribió el profesor Jeff Jarvis en su libro ‘Geeks bearing gifts: imagining new futures for news’ (‘Los geeks traen regalos: imaginando nuevos futuros para las noticias’). Todo nuevo periodista debe leerlo.El oficio del periodista no es ser una grabadora y solo repetir lo que nos dicen. “Yo no me siento, ni lograré jamás sentirme, un frío registrador de lo que escucho y veo”, escribió la periodista italiana Oriana Fallaci en su libro, ‘Entrevista con La Historia’. “Sobre toda experiencia profesional dejo jirones del alma”.Como sugirió alguna vez Martin Luther King, el problema no son las acciones violentas de los malos, sino “el apabullante silencio e indiferencia de la gente buena”. El verdadero riesgo de ser neutrales es creer que estamos haciendo nuestro trabajo periodístico cuando, en verdad, solo ayudamos a que alguien abuse de su poder. Y eso no es periodismo.