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Vence la indiferencia

En el mensaje para la jornada mundial de la paz que el...

7 de enero de 2016 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

En el mensaje para la jornada mundial de la paz que el Papa acostumbra dar cada primer día del año nuevo civil pronunciar, señala y de una manera muy clara los caminos para llegar a la paz en este año 2016 y que nos tocan de una manera muy especial a nosotros los colombianos, ya que nos servirán sus reflexiones para decidir un plebiscito que al aprobarlo o improbarlo sea porque contiene o no los elementos que sí nos lleven a lograr el fin tan deseado de la paz.Dice el Papa: “Es cierto que la actitud del indiferente, de quien cierra el corazón para no tomar en consideración a los otros, de quien cierra los ojos para no ver aquello que lo circunda o se evade para no ser tocado por los problemas de los demás, caracteriza una tipología humana bastante difundida y presente en cada época de la historia. Pero en nuestros días, esta tipología ha superado decididamente el ámbito individual para asumir una dimensión global y producir el fenómeno de la globalización de la indiferencia”.El mensaje está centrado en lo que el Santo Padre llama “la globalización de la indiferencia”, la cual nace de la indiferencia a Dios y se extiende a los demás seres humanos y a la creación, advirtiendo que hoy en día, la persona, se siente autosuficiente y piensa que no ha obrado mal y por tanto no le debe nada a nadie, excepto a sí mismo y por esto exige derechos e ignora los deberes.El Papa, después de demostrar que la paz se ve amenazada por la indiferencia a todos los niveles, en el caso de nosotros los colombianos, por el desconocimiento de lo dialogado y la poca credibilidad que se le da a las partes negociantes por la continua desconfianza producida por las exigencias de derechos e ignorancia de deberes, por el anestesiamiento de la conciencia por haber convertido en rutina el dolor y el sufrimiento hasta ignorar el daño causado a tantas víctimas y llevado al Cinismo de negar lo que para muchos es evidente , es por lo que nos llama a no perder la esperanza contra la lucha de este mal, superando la indiferencia que nos produce tantos años de conflicto, abriéndonos a la compasión, la misericordia y al compromiso de no volver a repetir el daño causado, sobre todo solidarizándonos con las víctimas, reparando las heridas abiertas por todas las acciones cometidas a través de los años de conflicto.Recordemos que al haber iniciado el 8 de diciembre el año de la Misericordia, este mensaje del año nuevo por la paz entra en esa misma perspectiva en la cual el Papa quiere seguir motivando a la humanidad, a usted y a mí, para que nos comprometamos de lleno con ese espacio y tiempo de gracia que es el año jubilar y aquí está el espacio para cada creyente, cristiano, hombre de fe, para que acepte la invitación a rezar como Iglesia, como comunidad y trabajar para que todo cristiano desarrolle ahora si un corazón humilde y compasivo, capaz de anunciar y testimoniar la misericordia, de perdonar y de dar, de abrirse a cuantos viven en las más contradictorias periferias existenciales, que nosotros mismos hemos creado por nuestra indiferencia en ser solidariarios y en participar en los cambios políticos, creando esa actitud humillante de indiferencia, o en la comodidad rutinaria que anestesia el ánimo e impide descubrir la novedad, o en el cinismo que destruye toda esperanza.La paz es un don de Dios, dice el Papa, pero confiado a los hombres, por esto exige un compromiso de todos para crear una cultura de solidaridad, misericordia y compasión, por esto pide que este 2016, nos encuentre a todos, los de un bando y del otro, comprometidos firme y confiadamente, en realizar la justicia, con verdad y reparación, que sea el compromiso para llegar a una paz duradera.