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¿Tiene fin la democracia?

Acá es cuando entiendo que el papa Francisco no está muy lejos de comprender la problemática universal al querer que nosotros salgamos a buscar en las periferias la verdad del ser humano, en su sufrimiento, en...

26 de julio de 2019 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Ha aparecido en las redes sociales un meme que dice: “Se acabó la moral, la ética y la democracia”; en una conferencia de Manfred Max Neef en la universidad Eafit, la iniciaba con esta pregunta: ¿Si le interrogasen a los colombianos si estaban contentos con la vida, con su vida; qué respondería? La mayoría diría que no, las razones las conocemos de sobra; pero lo importante ahora es preguntarnos ¿por qué hemos llegado a esta situación de inconformidad, de descontento?

La historia del pensamiento y sobretodo alrededor de lo que se piensa qué es la vida nos dará muchas luces para encontrar esa razón; señala el mismo Max Neef en la conferencia citada, que la vida se compone de una serie de caminos o bifurcaciones escogidas para responder a la existencia, y que así se va formando el final al cual hemos llegado, según las respuestas que le demos y las que actuemos. Sin tener en cuenta a San Agustín en la temprana edad de Occidente, en su pensamiento sobre la ciudad de Dios y la de los hombres, arranca desde la vida de aquel jovencito llamado Giovanni di Pietro Bernardone, Francisco de Asis, por el siglo XII y su respuesta era una hermandad, toda la creación se convertía en una familia, la vida era un compartir con el todo, pero a su vez un poco más adelante surgió otro italiano: Nicolás de Maquiavelo, Siglo XV y XVI, padre del modernismo y del pensamiento político y quien afirmó que es mejor ser temido que amado para gobernar; y el mundo se fue por esta vía y no optó por la de la hermandad.

Y así, de una forma enunciativa, por no tener espacio para decirlo todo en una columna, pasando por Giovanni Pico della Mirandola: “No hay verdades fijas, todo cambia” contrapuesto a Bacon, que decía: “La naturaleza hay que torturarla para que nos entregue la verdad”, el mundo se metió por esta vía. Luego Giordano Bruno “veía en todo la vida y un Dios que lo permeaba todo”, a un Descartes que decía: “Cuando miro por la ventana observo una serie de sombreros y abrigos que caminan”. Hace la separación de mente y extensión, todo se fragmenta, se le quita el alma a la vida, y la humanidad siguió por este camino. Ya en 1650 Leibniz y aun Newton, se oponían a las universidades porque impedían la sabiduría, al fragmentar el conocimiento en diversas disciplinas. En el momento actual con los descubrimientos de la física cuántica nos cambia la concepción de la realidad, de tal manera que llegamos a pensar que todo está relacionado con todo, de manera que nosotros somos creadores del mundo cuando tomamos conciencia de la realidad, hacemos que ella exista.

Acá es cuando entiendo que el papa Francisco no está muy lejos de comprender la problemática universal al querer que nosotros salgamos a buscar en las periferias la verdad del ser humano, en su sufrimiento, en su realidad viviente, que tomemos conciencia del otro, metiéndonos en sus zapatos, como el mismo Dios asumió al hombre en la encarnación para entenderlo; así la verdadera política debe asumir al hombre que representa y no alejarse de su realidad, tomando conciencia en la verdadera vida del ser humano, en sus dolor y sufrimiento, en sus necesidades existenciales. Solo se conoce lo que se comprende, y se comprende cuando es capaz de fusionarse el sujeto con el objeto.

N.B. La democracia es un medio para mantener el orden social, no un fin en sí mismo. Sin embargo, en las últimas décadas hemos visto como la democracia ha dejado de ser un medio para convertirse en un fin, una especie de comodín o licencia para perpetrar todo tipo de barbaridades.