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La madre del Presidente

Que con doña Juliana se abra la oficina del pueblo, donde puedan llegar todos los que quieran ser escuchados y que se implemente la forma de que no se quede en papeles, sino que organizada pueda llegar a la cabeza del gobierno

24 de junio de 2018 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

En entrevista radial, al otro día de haber sido elegido como presidente de Colombia el hijo de Juliana Márquez de Duque, ella expresó su deseo de colaborarle en el gobierno que deberá asumir el próximo 7 de agosto, sirviéndole de puente a la gente sencilla que quiere ser escuchada por el nuevo Mandatario de su nación. Ella recordaba cómo recibía papelitos en las manifestaciones o en las calles para que le hablara de esas necesidades y de esas personas a su hijo.

Entonces recordé a esta mujer que fue ministra de Sri Lanka en momentos muy difíciles, cuando también hacían su paso por la historia Golda Meir e Indira Gandhi, la señora Simiravo Bundanaraike. En el libro de Oriana Fallaci ‘Entrevista con la historia’, respondía que no tenía experiencia cuando le tocó asumir el gobierno de una nación tan difícil, al ser asesinado su esposo que ocupaba el puesto de primer ministro. Ella fue proclamada para remplazarlo y lo hizo como cuando gobernaba su casa; decidió que el pueblo serían sus hijos y así, aplicando las técnicas de una madre, pudo sacar adelante a su país.

Digo que inmediatamente vino a mi mente esta mujer gobernante, que revindicó el poder de gobierno que tienen las madres sobre la familia, sobre los hijos. Porque de lo que sí estoy convencido es que para gobernar bien a un pueblo -y hoy en día muy especialmente a Colombia donde hay 8 millones de personas, de los 19 millones de votantes que participaron en las elecciones, que no lo hicieron a favor del candidato ganador y que muy marcadamente están en las zonas de los litorales, sobre todo en el Pacífico, y en la capital del país-, se necesita poder escucharlos muy cerca, mirarles el rostro cara a cara, y meterse en los zapatos de esas gentes que han lanzado un grito para que les escuchen y les solucionen sus problemas.

Como sucede en las familias, Colombia es una patria en la que cabemos todos, pero han pasado muchos años en los cuales a sus hijos no se les ha escuchado como debe ser y se les ha excluido de las posibilidades. Solo el corazón de una madre sabe luchar y pedir por el hijo más necesitado y por ello veo la importancia del deseo expresado por la madre del Presidente electo de quererlo ayudar en el gobierno, recibiendo esos papelitos sencillos en donde vienen las necesidades más prácticas y acuciantes del pueblo sencillo; y es la madre la que puede llegarle al corazón del hijo para implorar por ellos y animar y motivar al gobernante para que lo realice y aún exigirle que les cumpla.

La primera condición para gobernar bien es saber escuchar, y ahí está la forma de no olvidar que el poder es para servir. Sobre todo al más necesitado, al olvidado, al que ha sido excluido; en esto está hacer verdaderamente el gobierno humano, con corazón, buscando el bienestar de todos y que más que una madre sabe invocar la Sabiduría Divina para hacer lo que se tiene que hacer y buscar el Bien de todos y no el de unos pocos.

Que con doña Juliana se abra la oficina del pueblo, donde puedan llegar todos los que quieran ser escuchados y que se implemente la forma de que no se quede en papeles, sino que organizada pueda llegar a la cabeza del gobierno, para que se dé respuesta inmediata a las necesidades apremiantes del pueblo, y el gobernante pueda tener claridad sobre las urgencias de su pueblo.