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¿Imagina lo que pasaría si..?

En mis dos opiniones anteriores a ésta, invitaba a reflexionar sobre el...

29 de julio de 2011 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

En mis dos opiniones anteriores a ésta, invitaba a reflexionar sobre el cómo no dejarnos llevar como ganado arreado en medio de una cultura líquida que se acomoda a lo más fácil, menos comprometedor, y mucho más placentero. Y hoy quiero, ante el índice de violencia -y en ella la intrafamiliar que en sus casos es más abrumadora que la misma producida por los grupos alzados en armas y aun la violencia urbana y de delitos comunes- que simplemente miremos la reflexión que extraigo de un correo electrónico que me llegó y que habla de uno de esos medios que nos ha invadido la intimidad y hasta nos ha vuelto incomunicados sociales, en medio de la aldea global, y esclavos de ellos aumentando las ansias de libertad.“¿Te imaginas lo que pasaría si tratáramos a nuestra Biblia, como tratamos a nuestro celular? ¿Y si siempre la cargáramos en el bolsillo o en la cartera? ¿Y si la leyéramos cada rato durante el día? ¿Y si nos devolviéramos a buscarla cuando la olvidamos en la casa o en la oficina? ¿Y si la usásemos para estar enviándoles mensajes a nuestros amigos y a la familia? ¿Y si se nos convirtiera en un elemento sin el cual no podemos vivir? ¿Y si para nosotros fuese el mejor regalo para dar a los hijos, a la juventud? ¿Y si ella se convirtiera en el mejor compañero para viajar y la mejor solución en caso de emergencia?”.Al contrario de lo que sucede con los celulares, nunca perderá la señal con la Biblia, puesto que ella tiene una carga para toda la eternidad, su costo lo ha pagado una persona que lo hizo para que usted siempre tenga esa comunicación: Jesús, y pueda escuchar esa palabra que motiva, dirige, entusiasma, acompaña, libera y ama y lo mejor de todo es que no hay límite de tiempo y costo inalcanzable, es cuando usted quiere escucharla, que ella siempre estará dispuesta.En una patria como la nuestra, tan necesitada de una palabra que nos lleve a perdonar y reconciliarnos para restaurar una cultura de paz y poder tener una convivencia de verdaderos hermanos, después de tantas décadas de violencia que nos ha llevado a una intolerancia e irrespeto por la vida, necesitamos dar el primer paso muy necesario que es poder coexistir en la misma nación los unos y los otros en medio de nuestras diferencias, para así poder convivir que no es otra cosa que poder estar en un mismo sitio sin albergar odios con nuestros enemigos de tal manera que podamos llegar reconciliados a vivir en comunión con todos los colombianos.Mientras eso lo vamos construyendo, los que deseemos ver ese momento final, los invito a que anoten estos números de emergencia, que les servirá como preparación para desmontar la violencia interior que es la más importante de acabar: para los invadidos de tristeza: Juan 14; para cuando hablan mal de nosotros, marque Salmo 27. Y si es que estamos nerviosos, marcamos el salmo 51, pero si son las preocupaciones las que me alteran: Mateo 6,19-34. Y si nos vemos en peligro marcamos el salmo 91; en la soledad y en el miedo marcamos salmo 23; para dominar nuestro temperamento áspero y crítico marcamos 1 Corintios 13 y para caminar hacia la paz y el descanso marcamos Mateo 11, 25-30.No esperemos que otros hagan por nosotros lo que nosotros podemos hacer para tener un mundo mejor.