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Iglesia de Jesucristo o de los hombres

He traído este título para tratar de entender los diversos movimientos, sobre todo los que han denominado como opositores a la permanencia del Papa como jefe de la Iglesia.

7 de octubre de 2019 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

He traído este título para tratar de entender los diversos movimientos, sobre todo los que han denominado como opositores a la permanencia del Papa como jefe de la Iglesia y que llegan hasta la imaginación de un complot, ya no para provocar su renuncia, sino para preparar un próximo ‘Cónclave’ en el cual las corrientes conservadoras de la Iglesia recuperen el poder y puedan parar el avance de lo que persigue el papa Francisco cual es: “Hacer valer la comprensión de la libertad fundada en el Evangelio y en la imagen cristiana del ser humano”.

Como Jesuita, primero, luego como obispo de Buenos Aires que le lleva a vivir la cercanía con la gente en las Villas, como moderador del documento de Aparecida y partícipe en las reuniones con los demás obispos latinoamericanos, ha vivido cómo América Latina, que pertenece a ese mundo liberal de Occidente, se ha permeado en la lucha de los sistemas políticos de un sentido de libertad que es ambivalente, entrando en esa visión que muchos pensadores han definido como la modernidad líquida o la política del envase, de tal manera que ese liberalismo emancipatorio no reconoce ninguna verdad universalmente vinculante ni valor universal obligatorio, degenerando la sociedad en un narcisismo individualista que ha puesto así el germen de disolución de los fundamentos de la sociedad.

Desde algunos sitios se siente la animadversión emancipatoria de esta postmodernidad en la concepción de la libertad, que se manifiesta en autoritarismos y en esos totalitarismos que surgen hoy en día con tintes nacionalistas y ven en las posiciones del papa Francisco y de la Iglesia a un enemigo de sus intenciones, generando una nueva y muy refinada animadversión que no solo es contra el pontífice, sino contra la Iglesia, que actúan so capa de libertad y que en último término se oponen a los valores del Evangelio.

Para la renovación que pretende Francisco, tenemos que pensar que hoy se trata es de la libertad para la que Jesucristo nos ha liberado, por eso sus opiniones parecieran en contravía con algunos sectores dentro y fuera de la iglesia. Tiene muy claro el papa, retomando la ideología conciliar, que la Iglesia no existe en aras de sí misma ni su importancia depende de ella; el Concilio entendió y así el papa, que la Iglesia es instrumento de unidad, paz y reconciliación de los seres humanos con Dios y entre ellos mismos. Es irrupción en nuestro mundo del reino de Dios como reino de la libertad, la paz, la verdad, la justicia, el amor.

Para Francisco hoy lo importante de nuevo es Dios y el ser del hombre. En Dios, y en Jesucristo al que la Iglesia confiesa como Dios verdadero y hombre verdadero, y que se ha revelado de forma definitiva en el hombre Jesús, es lo que la Iglesia le ofrece para que en Dios pueda recobrar su fundamento y meta, sostén y contenido, a un mundo que lo ha olvidado, o ignorado, para que así lo recobre.