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¿Es posible la paz?

El sueño de todo colombiano es poder conseguir a la paz, pero...

10 de junio de 2016 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

El sueño de todo colombiano es poder conseguir a la paz, pero la dificultad para llegar al unísono en la acción para lograrla son los métodos o caminos escogidos para hacerla una realidad. En esta búsqueda encontramos el camino en medio de dos extremos: los que creen que para lograrla hay que derrotarlos militarmente, y la vía de la negociación; lo perfecto según lo clásico estaría en el equilibrio entre la autoridad sentida con justicia y el diálogo sincero y sin ventajas, donde la verdad y la reparación dirijan la conciencia de los participantes para que susciten la confianza de todos los colombianos y sobre todo, de las más de 8 millones de víctimas implicadas en este conflicto.Entonces, ¿cuál es el mejor camino a seguir? Colombia está dividida aparentemente, y digo aparentemente, porque es fruto más de la forma como se habla, de la manera con la que se da significado a las palabras y no de la conciencia y del corazón del pueblo colombiano, más aún quienes están sentados en la mesa, solo interpretan a los millones de colombianos y en ellos al sinnúmero de víctimas que sobrepasan los 8 millones, pero en realidad no les han enfrentado en sus sentimientos y en sus pensamientos, y en definitiva no les han escuchado en su realidad existencial de víctimas.La guerra, o la razón; La muerte, o la vida: El triunfo de una ideología sobre la otra, la concepción política de Estado, sobre el sentido de Patria para todos como hijos de una misma Madre. Ese punto de equilibrio, el punto de la virtud entre los dos extremos que nos polarizan puede ser derrumbado por una voluntad de todos comprometidos por la paz, que queremos si entendemos como lo dice la Misericordiae Vultus: “Es el tiempo oportuno para cambiar de vida. Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Delante de tantos crímenes cometidos, escuchad el llanto de todas las personas depradadas por vosotros de la vida, de la familia, de los afectos y de la dignidad. Seguir como estáis es solo fuente de arrogancia, de ilusión y de tristeza”.Siempre estamos hablando, que, para resolver los grandes problemas de una sociedad, es necesario que en sus líderes, sobre todo en ellos que jalonan los pueblos, haya voluntad política para que se tomen las decisiones a tiempo, y las necesarias para que acaben las causas que originaron los enfrentamientos y el quiebre de la paz y la convivencia. Esta voluntad política podíamos denominarla para el cese del conflicto en nuestra patria, que es la ausencia de compasión que se nota en los que están sentados en la mesa de la Habana; como dice el papa Francisco: Se necesita salir del acomodamiento, de la búsqueda de sus propios intereses, para tocar al otro, sentirlo: Escucharlo. Las víctimas en sus relatos y en sus sentimientos nos llaman a sentir que si no tenemos compasión ante lo que los victimarios han producido en sus vidas; ni ellos pedirán Perdón con sinceridad sentida, ni las víctimas podrán reconciliarse con ellos a través del conocimiento de la verdad plena que lleva la reparación y el compromiso de nunca más.Si, mientras como seres humanos, y esta es la diferencia a todos los demás de la creación, dejemos salir de nuestro interior esa fuente de misericordia, de humanidad, de fraternidad, para ser capaces de pedir perdón, rectificar el camino, reconocer el error y el daño cometido, y reparando las heridas al prójimo, demostremos la capacidad de arrepentimiento para podernos reconciliar y hacer posible la paz.Que tengamos voluntad, todos, porque todos somos responsables de la paz, para dejar que no desaparezca el sentimiento de Compasión, para poder ser verdaderamente Misericordiosos que es la base humana que nos da voluntad política para abandonar nuestras posiciones egoístas para abrir el corazón al Perdón y lograr la Reconciliación definitiva de Colombia.