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Detrás de la renuncia

Asumo la frase con la que el vaticanista Verginio Romano inicia su...

18 de febrero de 2013 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Asumo la frase con la que el vaticanista Verginio Romano inicia su artículo en El Tiempo del 14 de febrero: “Hay quienes afirman que una de las demostraciones de la inteligencia superior es ser capaz de crear acontecimientos inolvidables”, lo prueba el que hoy estemos hablando creyentes y no creyentes, a favor y en contra, sobre la renuncia de Benedicto XVI.El joven profesor se da a conocer en su pensamiento teológico en el cual no había ideología que no hubiera indagado, ni palabra que le sobrara, cuando acompañó como consejero al Concilio al cardenal Frings de Coloni. Allí se encontró con sobresalientes de la Teología como Congar y Rahner, quienes en su momento fueron interrogados por el Santo Oficio y ahora eran llamados por Juan XXIII y vinculados al pensar de la Iglesia. Y se relaciona con otro importante de la teología: Hans Kung, con quien sabe estar en desacuerdo sin maltratarlo, como cuando los profesores tejen en su clase teorías y suscitan la comprensión sin preguntas ni respuestas.Como el cardenal Martini en su libro ‘Coloquios nocturnos en Jerusalén’, así el libro ‘La Iglesia’ de Joseph Ratzinger es emblemático de su pensamiento, que recopila su ideología sobre la Iglesia, su reforma y transformación, éste como aquél parecieran ser el testamento y su deseo sobre lo que quisieran ver de la Iglesia cansada, envejecida, con su fe adormecida en los cristianos, como lo dijo el Papa al declarar 2013 como año de la fe.Martini, murió el 31 de agosto pasado, Benedicto XVI renunció el 11 de febrero del 2013, cuando se celebran 50 años del Concilio. En la despedida de los seminaristas de su diócesis, contó sus anécdotas como teólogo en ese evento, clave para la modernización de la Iglesia del Siglo XX, y decía que las reformas aprobadas entonces, su apertura al diálogo con el mundo, no se han realizado, y que la Iglesia no es una organización jurídica ni institucional, sino una organización vital que está en el alma, somos Iglesia, cuerpo vivo, todos juntos. En la homilía del Miércoles de Ceniza afirmó: “Muchos se preparan a rasgarse las vestiduras ante los escándalos y las injusticias, pero pocos quieren actuar de corazón, en base a su propia conciencia y a sus intenciones”.La Iglesia del diálogo con el mundo referenciada en el cardenal Martini, como la voz que se alza pidiendo la reforma y la conversión en medio de las divisiones y búsquedas de privilegios, resuenan hoy más fuerte dentro de la Iglesia en la expectativa del sucesor de quien no tuvo miedo de reglamentar que las faltas de sus miembros en el escándalo de la pederastia, en lo civil debían ser castigadas a ley, y en lo espiritual las asumía la Iglesia. Puso en orden y dio claridad a las finanzas vaticanas; abrió al mundo de las comunicaciones el Evangelio y lanzó a la iglesia hacia el futuro con la Nueva Evangelización. Benedicto XVI pasa a la historia, como renovador y profeta.