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Artesanos de la paz

Invocando a Mateo en su capítulo 5,29: “Bienaventurados los que trabajan por...

19 de julio de 2016 Por: Jorge Humberto Cadavid Pbro

Invocando a Mateo en su capítulo 5,29: “Bienaventurados los que trabajan por la Paz”, la Centésimo Primera Asamblea General del Episcopado Colombiano entrega al finalizar su reunión anual diciendo en su documento que denominó ‘Artesanos de la Paz’ que: “Por eso, en esta Asamblea hemos puesto nuestra mirada de pastores en la situación actual del país, con el propósito de iluminar y discernir desde la Palabra de Dios, las problemáticas que están a la raíz de la violencia y que nos han dejado profundas y graves heridas. No podemos tener auténtica paz si no trabajamos juntos por erradicarlas”.Conocedores los señores obispos de las raíces de las injusticias que provocan la pérdida de la Paz en nuestros ciudadanos, porque viven de cerca el caminar del hombre común por su presencia en casi todo el territorio, señalan que: El alejamiento de Dios, que está a la base de la pérdida del sentido de la vida; la crisis de humanidad, como consecuencia de la primera, lleva indudablemente al desconocimiento de la dignidad del ser humano; la desintegración de la familia, esta sin duda es una de las que ha generado buena parte de la problemática violenta que hemos visto en las últimas décadas; la pérdida de valores y el relativismo ético destruyen el tejido social y oscurece la conciencia de las personas; los vacíos del sistema educativo, dedicado al cultivo de lo racional, sin pensar en una verdadera educación integral; la ausencia del Estado o su debilidad institucional, expresada en el olvido del campo en todos los aspectos, que han generado todos los problemas desde la minería ilegal, narcotráfico, pequeñas repúblicas independientes, etc. Inequidad existente que aumenta cada día la brecha más profunda entre ricos y pobres; la corrupción que corrompe todo el Estado, toda la sociedad y crea la más fuerte amenaza para la Paz.La Iglesia asumiendo que es luz para las gentes nos invita a construir la paz desde la resolución de las raíces que impiden llegar a ella y dice, siguiendo la enseñanza del papa Francisco: “La paz social no puede entenderse como un irenismo o una mera ausencia de violencia lograda por la imposición de un sector sobre los otros. También sería una falsa paz aquella que sirva como excusa para justificar una organización social que silencie o tranquilice a los más pobres, de manera que quienes gozan de mayores beneficios puedan sostener su estilo de vida sin sobresaltos mientras los demás sobreviven como pueden. Las reivindicaciones sociales, que tienen que ver con la distribución del ingreso, la inclusión de los pobres y los derechos humanos, no pueden ser sofocadas con el pretexto de construir un consenso de escritorio o una efímera paz para una minoría feliz. La dignidad de la persona humana y el bien común están por encima de la tranquilidad de quienes no quieren renunciar a sus privilegios. Cuando estos valores se ven afectados, es necesaria una voz profética” (E0, 219).Por eso la Iglesia acogiendo la invitación del papa Francisco está dispuesta a convertirse en hospital de campaña para acoger y dar los primeros auxilios en este proceso de reintegración de los colombianos, pero a sus vez invita a comprometerse a todos los colombianos ya que la paz nos compete y toca a todos.