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Procure besar

Procure besar. Procure hacerlo hoy y ahora que todavía se puede. Alguien...

24 de agosto de 2015 Por: Jorge E. Rojas

Procure besar. Procure hacerlo hoy y ahora que todavía se puede. Alguien procura prohibir los besos en los colegios, alguien procura prohibir el aprendizaje del amor. Procure besar. Hágalo al frente de sus hijos pequeños y en la claridad de su casa, blindada así de las pretensiones del oscurantismo de aliento rancio. En estos días dijo que de esta manera “pretende formar a los estudiantes en virtudes propias de un ciudadano, como la moderación y el recato”.Procure besar entonces ya mismo. Frente a los niños para que entiendan la naturalidad del gesto antes que la prohibición convierta los besos en simples muecas de rebeldía, traficadas al interior de los colegios como principio para llevar la contraria. Tergiversados como tabú, luego quién sabe en qué deformidad acabarían. Bese para que sepan que besar es bueno. Porque es bueno. Besar, por ejemplo, en su beneficio más primario, previene las caries. Así que bésense un montón para mostrarles que una vida llena de besos los mantendrá a salvo de convertirse -Dios no lo quiera- en gente con pensamientos de aliento rancio.Por momentos, sin embargo, es posible entender a quien procura esto pidiéndole a la Corte que mantenga intacta la posibilidad que tienen los manuales de convivencia de los colegios, “para prohibir excesivas manifestaciones de afecto entre los estudiantes dentro de las instituciones educativas”: cuando él era un muchacho, en un supuesto impulso por defender la moral y las buenas costumbres, una vez se juntó con unos amigos para hacer una quema de revistas pornográficas y “publicaciones corruptoras”, y allí, entre todo eso que leían sucio y pecaminoso, es muy posible que hayan incendiado varios libros de cuentos; y que por eso no haya podido leer a Blanca Nieves, que a buena hora le habría enseñado que desde hace marras la bondad de los besos es una lección de aprendizaje temprano para muchos niños. Pobre hombre que nunca fue niño y creció creyendo que llevaba un pecado en la boca.Tal vez por eso esté tan confundido pensando que de esta forma podrían evitarse más casos como el de Sergio. Pero lo que pasa es que Sergio no se suicidó hace un año porque lo hubieran visto besándose con otro chico. Se mató porque al descubrirlo gay, en su colegio de Bogotá lo aborrecieron como a un leproso. Se mató porque no quisieron ayudarlo atendiendo las denuncias sobre el bullyng que se le estaba comiendo la vida. Se mató porque lo persiguieron como a una bruja en el tiempo de las hogueras. Se mató porque ya lo habían matado. Debería entenderlo. Al menos procurarlo y hacer algo, mejor, para que la discriminación quede inscrita en los manuales de convivencia escolar como una falta grave con consideraciones de pecado.Pero no pasará. Es más fácil imaginarlo a él, un día, dándole la razón a Eduardo con un beso en la mejilla. ¿Tendrá un problema ancestral con las excesivas manifestaciones de afecto? ¿Alguna frustración infantil? ¿Será que en los tiempos de estudiante, nunca en ninguna parte, nadie, lo invitó a jugar pico e’botella o la verdad o se atreve? ¿Y si lo invitaban le pedían que siempre dijera la verdad?Procure besar. Hágalo todas las veces que pueda. Los besos son buenos para la presión arterial, el dolor de cabeza, los calambres, ayudan a quemar calorías y a prevenir arrugas. Bese sin remordimientos, que los besos nunca podrán ser malos. Dese besos en la calle como una forma, también, de ser ciudadano en este mundo tan necesitado de amor. Yendo en el sentido de la vida, procure besar. Hoy, sin moderación ni recato.