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Las relaciones sentimentales

Las relaciones sentimentales han evolucionado de manera dramática en Occidente en épocas...

11 de enero de 2016 Por: Gustavo Moreno Montalvo

Las relaciones sentimentales han evolucionado de manera dramática en Occidente en épocas recientes. La revolución industrial comenzó en Inglaterra a finales del Siglo XVIII y se dispersó por el mundo en proceso que tardó siglo y medio; transformó no solo los modos de producción, sino la estructura misma de la sociedad, en forma paulatina. En las últimas dos décadas se destacan dos cambios drásticos: el rescate de la mujer, muy oprimida desde el Neolítico, y la admisión de la homosexualidad como vehículo aceptado de institución social. Es probable que los antepasados de los primates y de Homo Sapiens, única especie homínida hoy supérstite, hayan devenido en manadas en las sabanas de África bajo la orientación suprema de machos dominantes, capaces de mantener a raya a los adultos jóvenes con intención de acceso a las hembras. Las cosas fueron diferentes con la dispersión de los humanos por los demás continentes: la vida en el Paleolítico más allá de las planicies originarias era en pugna contra los elementos; la acumulación de objetos era limitada por la necesidad de invertir energía en transportarlos. En ese ámbito sin mucho inventario, hubo cierto equilibrio entre los géneros, porque la función de recolección de vegetales y frutos, practicada en gran parte por la mujer, era esencial para la nutrición diaria, en tanto que la caza y la pesca estaban a cargo del varón.El lenguaje de nuestra especie, facilitado por una configuración cerebral muy especial, apareció hace setenta mil años. A partir de allí un lento proceso de construcción de conocimiento permitió la revolución agraria hace solo diez milenios. Ella y la consiguiente revolución urbana facilitaron el predominio de la fuerza sobre la cooperación equilibrada. Cimentaron esquemas políticos con dominio de los machos en el ámbito de los humanos, y también en el de sus dioses. Hasta el siglo veinte las leyes subordinaron a la mujer, por lo cual la especie subutilizó las capacidades intelectuales que su fisiología le ofrecía. La transformación intelectual que la Ilustración impulsó desde el siglo dieciocho solo se tradujo en realidad en Occidente. La mujer y los homosexuales hoy siguen oprimidos y discriminados de forma inaceptable en China e India, los dos países más poblados, en Japón, en Corea y en las comunidades musulmanas, cuya población suma casi dos mil millones. La Declaración de Derechos Humanos de 1948 es base de las Naciones Unidas, pero la situación en materia de respeto a los demás todavía es inaceptable en la mayor parte del planeta. Es preciso corregir esta situación para lograr un mundo sostenible en lo social. Urge impulsar el cambio. ¿Estamos preparados?