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La movilidad en Cali

La movilidad en Cali es deficiente. El Alcalde ha manifestado que faltan buses en el sistema de transporte masivo, y acepta la necesidad de subsidiarlo para hacerlo sostenible.

3 de agosto de 2018 Por: Gustavo Moreno Montalvo

La movilidad en Cali es deficiente. El Alcalde ha manifestado que faltan buses en el sistema de transporte masivo, y acepta la necesidad de subsidiarlo para hacerlo sostenible. Todo eso es cierto, pero hay consideraciones adicionales decisivas.

En el corto plazo, es importante revisar la estructura contractual: Metrocali debe tener toda la información del Sistema de Información Unificado de Respuesta y la capacidad de auditar sus procesos. Además, la probabilidad de cumplimiento de programación sería mucho mayor si hubiera un solo operador.

De otra parte, no basta remunerar a los operadores según la distancia recorrida; hay que afinar las tareas de planeación y verificación de cumplimiento de lo programado, asignar la debida prioridad a los buses en la malla vial, y cambiar la cultura de Metrocali, de entidad orientada a proveer infraestructura a entidad de servicio.

Más allá, es preciso modificar el diseño físico de la ciudad, para hacerlo amable y además aumentar la densidad de la población, para poder prestar mejores servicios con el mismo dinero. Es evidente la posibilidad de intervenir los barrios aledaños al centro, que tienen bajísima densidad poblacional, desde la Calle 10 hasta la Carrera 15 y desde la Calle quinta hasta la 34, y ordenar el centro mismo.

La tarea implica defender el espacio público y el patrimonio arquitectónico e histórico de manera imaginativa, y al tiempo visualizar una ciudad eficiente. La densificación del centro ampliado permitiría, incluso, promover el traslado de sedes de empresas grandes de Bogotá a Cali, con el argumento de que la mejor calidad de vida, con oficinas cerca de la vivienda, mejoraría la productividad.

Además se debería utilizar el corredor férreo para establecer un tren ligero, articulado con otra línea para vincular con eficacia el distrito de Aguablanca; esta era la recomendación de los estudios de los expertos que los gobiernos de Pastrana y Uribe desestimaron, con argumentos discutibles: se adujo que la inversión sería muy alta, el monto usado para comparación con el tren fue un tercio de lo real.

La redefinición de la ciudad física debe vincularse con las estrategias de desarrollo económico que resulten de la formulación de una visión compartida a partir de la identificación de ventajas comparativas. Todo ello requiere la participación activa de la ciudadanía. El criterio social para evaluar el sistema de transporte es el tiempo de desplazamiento de los usuarios.

Además se debe ponderar según el valor agregado probable que podría resultar de reducir el tiempo de cada persona para establecer el criterio económico.

Se debe calcular el impacto en la salud de la comunidad por usar bicicleta en vías apropiadas, y la perturbación causada durante la ejecución de obras para mejorar la movilidad de vehículos particulares, pues puede ser mayor que el beneficio.

La tarea es enorme, y la ciudad no tiene aún autoridad única de transporte, ni una institucionalidad adecuada en Metrocali, cuya junta debería nombrar y evaluar al gerente. La problemática de movilidad de Cali puede ser el punto de partida para repensar la ciudad en forma integral. ¿Habrá eco en la Alcaldía?

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