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Torpezas

La torpeza, en una de las menos conocidas –pero más cometidas– acepciones...

27 de abril de 2014 Por: Gustavo Gómez Córdoba

La torpeza, en una de las menos conocidas –pero más cometidas– acepciones del Diccionario de la Real Academia de la Lengua (ojo con lo de la lengua), tiene que ver con el comportamiento de los desmañados. La palabra, que parece compleja, es de lo más sencilla en términos de estructura: desmañado es a quien le falta maña, destreza y habilidad. Un presidente en trance de reelección puede parecer desmañado, por ejemplo, en el dominio de la bicicleta, sin que una caída suponga algo más sustancioso que risas o munición de bajo calibre para malquerientes. Pero hay torpezas que un presidente no se puede permitir. Para no atiborrar el domingo con largas enumeraciones, apenas tres torpezas king size:Torpeza I: Llamar a la oposición, a sus cuadros y a sus adeptos, fascistas (hasta ahora monopolio del más ‘maduro’ de los zopencos regionales) y, sobre todo, nazis. Indignante poner a los críticos de la administración en la misma repisa donde descansan los bustos de Hitler, Heydrich, Himmler, Hofmann, Hanke y tantos otros exponentes de la hache en el apellido y en su calidad de hachepés. ¿Y qué tal esta frase, a propósito de bandas criminales, lanzada al aire en Turbo?: “Ustedes no son urabeños, no son uribistas; son urabenses”.Torpeza II: Enfrentar las llamaradas del caso Petro ofreciendo sofocarlas con la tutela estrangulada. El país coincide en que hay notables boquetes en nuestra estructura jurídica, pero que un presidente derrotado en la tarea de adelantar una reforma judicial sugiera limitar la tutela es una vergüenza. Aunque pueda ser un bolardo para los cálculos políticos de un gobierno, la tutela es la única herramienta efectiva con la que cuentan los colombianos, por poner solo un caso, para sobrevivir en un país donde las citas médicas y las cirugías llegan cuando el enfermo ya está muerto. No se puede hacer política pinchando el salvavidas de la gente.Torpeza III: Reducir el esquema de seguridad de uno de los principales líderes de la oposición. ¿Coincidencia? Probablemente, pero una coincidencia calcada de otra: haber retirado los escoltas de dos consejeros de paz -y personas de confianza- del expresidente Pastrana, quien acababa de publicar unas memorias acompañadas de declaraciones nada gratas para Santos. En el supuesto de que no esté acatando órdenes de superiores, Andrés Villamizar, un hombre serio que está al frente de la Unidad Nacional de Protección, debe velar por que las coincidencias no se den en momentos inapropiados. Más allá de los cuestionamientos que se hagan a Uribe y a sus administraciones, adelgazar la protección de alguien que pasó ocho años fustigando a la guerrilla tiene poca presentación, menos cuando se prepara para hablarle duro al gobierno en el Congreso.Este es un abrebocas del voluminoso catálogo de torpezas de la campaña reeleccionista, pero, como se dijo al comienzo de esta columna, más de tres atentarían contra la tranquilidad del domingo, el día en que millones de colombianos descansan. Descanse usted también, presidente. Que no lo trasnoche la oposición vertical y entréguese más bien hoy a la posición horizontal que, entre otras ventajas, supone que uno cierra la boca y deja quieta la lengua.Ultimátum:  Las Farc no quieren pagar ni un día de cárcel. Puede que lo consigan, pero nunca se librarán de condenas cuyas ejecuciones estarán suspendidas solo mientras mantengan la pantomima de que se han convertido en personas decentes. @gusgomez1701