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Antes del Siglo XX, las minorías no eran más que un lunar...

6 de noviembre de 2016 Por: Gustavo Gómez Córdoba

Antes del Siglo XX, las minorías no eran más que un lunar socia. No fue sino hasta ese punto de la historia que comenzaron a ser vistas como un factor enriquecedor. En Colombia son reconocidas y tenidas en cuenta, a menos, claro, que sean palo en la rueda para los titiriteros del poder. Sin soporífera perorata de por medio, tres historias de minorías en esta columna, solo para entenderlas desde diferentes perspectivas:En ‘La ira de Khan’, gran película de ‘Viaje a las estrellas’, una de las escenas finales presenta un triste momento. El villano, interpretado por Ricardo Montalbán, activa un dispositivo que destruirá a la Enterprise. Todos morirán. La nave está averiada y no puede acelerar. La única manera de lograrlo es entrar a una cámara rebosante de radiación para restaurar la velocidad warp. Spock, el vulcano de alma humana, consciente del riesgo, entra y repara el daño. El capitán Kirk llega a la sala de máquinas solo para ver agonizar a su amigo de puntiagudas orejas. Antes de morir, Spock le dice a Kirk: “El bienestar de la mayoría supera al bienestar de la minoría”. Spock reviviría en la siguiente película.Ramón Nocedal, escritor español, periodista y político, decidió parir un cisma del Partido Carlista, del que él y su padre eran parte. Así, en 1888 creó el Partido Católico Nacional, también llamado Integrista. Como cabeza del ínfimo movimiento, Nocedal ocupaba la única curul que su colectividad tenía en la Cámara. Un buen día de sesiones e intervenciones, se reservó para tomar la palabra después de que lo hicieran todos los inscritos, y dijo: “He pedido hablar de último porque ese es el lugar que me corresponde por mi insignificancia personal y porque soy la menor minoría, aunque la más unida y la más compacta: estoy solo”. Tras la muerte de Nocedal, en 1907, sus partidarios desecharon el integrismo y se integraron a otros partidos de derecha.El primero de diciembre de 1955, Rosa Parks volvía a casa después de un duro día de trabajo en Montgomery, Alabama, donde el color de la piel determinaba dónde sentarse en el transporte público: blancos adelante; negros atrás. Rosa se acomodó en uno de los asientos de la mitad, que los de su raza podían usar, siempre y cuando ningún blanco los ocupara. Más adelante subió un blanco que ni siquiera le pidió el puesto a ella, pero el conductor vino a correrla para el fondo. Ella se negó. “Voy a hacer que la arreste la policía”, le dijo, molesto, el empleado. “Bien puede hacerlo”, le respondió Rosa. Acusada de perturbación del orden, terminó detenida. En un sentido más amplio no terminó. Todo lo contrario: comenzó una revolución social liderada por Martin Luther King Jr., por entonces un poco conocido pastor que decidió defender el derecho de Rosa y de todos los afroamericanos a ser tratados como gente. Una mujer inolvidable que murió en 2005, víctima del Alzheimer, habiéndolo olvidado todo. La historia, a su vez, olvidó el nombre del conductor.***Ultimátum. Motivo de orgullo para el periodismo que Hugo Mario Cárdenas, editor de la Unidad Investigativa de este diario, haya sido declarado el Periodista del Año en los Premios Simón Bolívar. Reconoció el jurado el valor y la de dedicación de Cárdenas en la denuncia de la corrupción, con honestidad, carácter y buen juicio. Especial felicitación para Mheo, otro colega de esta casa, que se llevó el premio a mejor caricatura con ‘Youtubermanía’, fiel reflejo de la locura que nos arrastra a todos gracias a las posibilidades del mundo virtual.@gusgomez1701