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Los peros

Es comprensible que exista un repudio general hacia las Farc. La lista...

9 de julio de 2016 Por: Gustavo Duncan

Es comprensible que exista un repudio general hacia las Farc. La lista de víctimas hace parte de una de las peores carnicerías posteriores a la guerra fría: centenares de masacres, decenas de miles de secuestrados y cientos de miles de desplazados. Tantas víctimas sin que los altos mandos de las Farc paguen un día efectivo de cárcel serán, por supuesto, el mejor motivo para adelantar una campaña en contra de la refrendación de lo acordado. Sin embargo, a pesar de lo emotivo que pueda ser el tema para movilizar a la sociedad por el ‘no’, existen otros motivos más poderosos para votar por el ‘sí’ y otras preocupaciones más urgentes si, como es de esperar, el plebiscito es aprobado.Ante todo los acuerdos van a evitar que la principal fábrica de víctimas del conflicto colombiano entre en liquidación. Eso de por sí solo es demasiado valioso para arriesgarlo con un voto negativo. Sobre todo porque no hay claridad sobre lo que implicaría el triunfo del ‘no’. Las Farc dijeron que su compromiso con la paz va más allá de sus resultados en el plebiscito pero no se sabe nada de cómo sería una renegociación de los acuerdos en caso de una derrota. Incluso habría que esperar la elección de un nuevo presidente en 2018 para que una nueva negociación sea viable. Entre tanto qué esperar, ¿más guerra?Lo urgente ahora no es reclamar un grado mayor de castigo para las Farc sino otras dos cosas. Por un lado, que los costos del postconflicto no lleven al país a romper el buen manejo macroeconómico, uno de los pocos aspectos en que la administración pública nacional puede sacar pecho. Una recesión y/o una hiperinflación pueden darse por el empecinamiento en inversiones asistencialistas, insostenibles en el largo plazo. Pero ese riesgo no debe llevar a votar negativamente. La votación por un manejo responsable de la economía no se define ahora sino en las presidenciales del 2018. Será el nuevo presidente quien materialice la magnitud y los efectos macros de las inversiones.Por otro lado, está la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) en que las Farc deberán proponer una serie de organizaciones que nominarán a los magistrados del tribunal que juzgará a los máximos responsables del conflicto. Si las Farc eligen organizaciones que han demostrado una marcada persecución contra el Estado y actores de la sociedad civil como empresarios, políticos y militares, la justicia transicional puede convertirse en una cacería de brujas. Ya hay abundantes condenas por muertos que están vivos, empresarios que pagaron a precio de mercado las tierras que despojaron y colaboraciones económicas que fueron secuestros y extorsiones, solo porque tales condenas satisfacían los referentes ideológicos de ONG y operarios judiciales por encima de las responsabilidades y culpas que podían ser probados en un juicio justo.Por eso, es imprescindible que se imponga en la reglamentación del tribunal la inhabilidad de organizaciones que tengan o hayan tenido pleitos con potenciales sindicados en la justicia transicional. Sería un esperpento que quien acusa pueda elegir a los magistrados que van a juzgar a la contraparte. Así como para las Farc sería inaceptable que el gobierno elija a la DEA o a la CIA para que nomine los jueces de la guerrilla, para la sociedad debe ser inaceptable que colectivos y comisiones que han demandado al Estado se conviertan en juez y parte del tribunal.Sigue en Twitter @gusduncan