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El poder de Bogotá

Con la designación de Vargas Lleras como fórmula vicepresidencial para las próximas...

5 de abril de 2014 Por: Gustavo Duncan

Con la designación de Vargas Lleras como fórmula vicepresidencial para las próximas elecciones Santos lanzó el mensaje que si su gobierno es reelecto va a continuar siendo el gobierno de Bogotá. Pero lo que se conoce como el centralismo bogotano es algo muy distinto a lo que solía ser. No es solo que las elites de Bogotá han tenido que ceder su poder a las regiones sino que su poder al día de hoy está formado en gran parte por gente y riquezas que vienen de las regiones.A principios del siglo pasado, cuando Colombia era un país muy pobre, el peso económico de las elites bogotanas se limitaba a algunas haciendas dedicadas a la exportación y por monopolizar algunas fuentes de rentas públicas. Pero a medida que la economía se modernizaba el poder económico pasó a estar en otras manos. Si bien Bogotá concentra el grueso del mercado nacional la producción de riqueza proviene en gran parte de las regiones toda vez que la vocación productiva del país sigue estando en el sector primario, desde lo legal como el café y el petróleo hasta lo ilegal como la cocaína.Por eso más que el dinero lo que ha hecho fuerte a Bogotá ha sido el control de la administración y de la prensa del país. Los bogotanos se especializaron en el manejo del Estado. La mayoría de los presidentes son de Bogotá o se han hecho en su ambiente social. Igual pasa con los altos cargos burocráticos, quienes los ocupan suelen ser bogotanos o gente de las regiones hecha en Bogotá.Para controlar esta concepción centralista del poder político, las elites de Bogotá han sabido construir una base de formación y proyección de sus miembros que permite justificar su nombramiento en las principales posiciones públicas. Universidades, centros de investigación y sobre todo los principales medios periodísticos han sido su principal bastión. Quien quiera ser presidente de algún modo tiene que contar con la aprobación de estas instituciones. Los Santos y los López, por ejemplo, aunque hace más de una década dejaron de estar en las grandes ligas de los millonarios del país manejan sus principales medios escritos. Y gracias a la prensa han logrado acceder al poder político.Pero no todo es la construcción de una imagen de estadistas. Sin ser un grupo excesivamente cerrado -hay más movilidad de lo que se cree- los bogotanos han mantenido el control de ciertos modos sociales que es necesario adoptar para acceder a los cargos de poder. Si la gente de las regiones no adopta determinados comportamientos, gustos y formas de hablar es imposible hacerse a un espacio de poder en la administración del país.Aún así Bogotá no dispone de un poder absoluto. Gracias a las reglas de la democracia necesita considerar a quienes producen los votos en las regiones, es decir a los musas y a los ñoños de turno. Por lo que otra estrategia para acceder al poder burocrático es a través de un padrino político. Se puede ser un poco ordinario para el gusto de las elites bogotanas pero si alguien de peso en el Senado lo respalda lo tendrán que recibir en una alta posición.En el fondo gran parte del poder político de Bogotá está soportado en las transacciones que sus líderes políticos hacen con los políticos clientelistas que tanto aborrecen en sus medios. Y esta clase política siente cada vez menos vergüenza y respeto de los discursos mediáticos y de los modos sociales que se producen desde Bogotá.