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De fondo

La detención de Uribe es vista como una victoria de la izquierda. Cepeda, Petro y las Farc no han ocultado su satisfacción.

7 de agosto de 2020 Por: Gustavo Duncan

La detención de Uribe es vista como una victoria de la izquierda. Cepeda, Petro y las Farc no han ocultado su satisfacción. Del otro lado, los seguidores de Uribe han explotado en indignación. Una senadora incluso se atrevió a hacer un llamado a los militares.

También es visto el episodio como un golpe temprano para las elecciones. Con un ingrediente adicional que es muy real: la izquierda, por las razones que sean, ha demostrado una capacidad muy efectiva de utilizar el sistema judicial para que los tribunales produzcan decisiones favorables a sus intereses, así produzcan enormes sentimientos de injusticia en el otro lado. Lo que queda claro cuando se compara el caso de Uribe con el de ‘Santrich’. En lo normativo puede que la decisión de liberar a ‘Santrich’ haya sido fallada en derecho, pero en términos de sentido común fue un despropósito.

No obstante, este análisis intuitivo sobre los efectos en las elecciones es muy limitado. Poco refleja lo que de fondo se mueve. El gran derrotado de la semana no fue el uribismo, ni la derecha. Fue el centro. Tan derrotado que quedó totalmente invisibilizado en el debate. Fajardo, Claudia López, los resabios del liberalismo y el resto, quedaron de la noche a la mañana sin discurso. Si celebraban quedaban alineados bajo Petro y Cepeda. Si protestaban quedaban como traidores. Y si simplemente manifestaban que había que respetar las instituciones se ratificaban como tibios.

Así muchos piensen que Fajardo, Claudia, Petro y Cepeda son lo mismo, hay diferencias enormes en sus objetivos electorales y en sus ideologías.
La oposición implacable que Petro le ha hecho a la alcaldía de Claudia en Bogotá no es casual. Sabe muy bien que si en el 2022 llegan a una segunda vuelta él y Fajardo, se lo comen vivo. Toda la derecha votará en su contra y Fajardo tendrá suficientes votos de centro para hacer la diferencia. Por eso, la mejor opción para Petro es que se polarice aún más la opinión y se pueda enfrentar al final con un candidato de derecha -y entre más de derecha mejor-. Una condena a Uribe sería ideal en ese sentido.

¿Qué puede hacer el centro? No la tiene sencilla pero cuenta con un recurso de largo plazo que debe explotar: su compromiso ideológico con las instituciones democráticas. Petro, a pesar de recular cada tanto a través de declaraciones ambiguas, ha sido enfático que si llega al poder es para cambiar el Estado. La constituyente, los subsidios masivos, la estatización progresiva de la economía, la justificación de cualquier cosa bajo la premisa del cambio climático, etc., no dejan lugar a duda para donde va.

El centro tiene, además, un motivo coyuntural muy poderoso para posicionar su compromiso con la democracia. La negativa de las Farc a reconocer delitos atroces como el reclutamiento de niños o su inconsecuencia al culpar al Ejército del atentado al Nogal (basados en un fallo judicial que condena a la Nación), le ofrece la oportunidad de señalar unas diferencias ideológicas profundas y reposicionarse en el debate político.

Negarse a continuar ejerciendo la oposición junto a las Farc hasta que no reconozcan aquellos delitos de lesa humanidad sobre los que no exista duda de su responsabilidad es un primer paso. Obliga a Petro, Cepeda y demás radicales a destapar sus cartas: ¿Es genuino su compromiso con los derechos humanos o es, más bien, un pretexto instrumental para alcanzar sus objetivos políticos?

Sigue en Twitter @gusduncan