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Civiles victimarios

El debate de la responsabilidad de los terceros civiles no solo se ha politizado, sino que en el afán de politizarlo se ha buscado simplificar la participación de los civiles.

8 de mayo de 2020 Por: Gustavo Duncan

El debate de la responsabilidad de los terceros civiles no solo se ha politizado, sino que en el afán de politizarlo se ha buscado simplificar la participación de los civiles en el conflicto como partícipes estructurales en las grandes decisiones de los grupos armados. Se trata de asignar algún tipo de culpa a los contrarios políticos, denunciándolos como quienes en realidad estaban detrás de la violencia por sus intereses y motivaciones ideológicas.

Uno encuentra que la izquierda responsabiliza a las élites económicas y políticas por armar el paramilitarismo como una estrategia para defender la riqueza y neutralizar los movimientos políticos y sociales que demandaban una mayor redistribución y participación en el poder. Del mismo modo, encuentra en la derecha la acusación a los líderes políticos y sociales de la izquierda de aprovechar la lucha insurgente para hacerse con el poder.

Algo hay de cierto en que algunos empresarios, políticos y líderes de izquierda utilizaron el conflicto para sacar adelante sus intereses estructurales en el marco de la sociedad. Pero fueron muchos menos de los que se acusan, de lado y lado, y la defensa y desafío de las grandes estructuras sociales dominantes, también de lado y lado, apeló menos a la violencia irregular que lo que se debate en un ambiente tan polarizado. Basta mencionar que son mínimas las pruebas de vínculos entre los grandes capitalistas del país y el paramilitarismo y que la estrategia de la combinación de todas las formas de lucha fue una herramienta en particular del Partido Comunista que siempre ha sido una minoría en las votaciones en Colombia.

La asignación de responsabilidades bajo el enfoque de un conflicto estructural entre sectores sociales con intereses e ideologías contradictorias, a lo que lleva en últimas es a cubrir con un manto protector a los verdaderos civiles victimarios. Me explico. La mayoría de la población, cuando se vio expuesta al conflicto, tuvo como reacción un proceso de adaptación. Trató de reducir en lo posible los riesgos de ver afectada su propia supervivencia y su patrimonio y actividad económica. Si había que pagar vacuna para poder trabajar y estar en el lugar de trabajo pagaba, si había que negociar con paramilitares o guerrillas para competir en las elecciones negociaba, etc., o si no se podía, pues emigraba de la zona.

Así actuó la mayoría de terceros civiles. Aunque no todos. Existieron efectivamente muchos civiles victimarios que aprovecharon deliberadamente la situación. Direccionaron la violencia de los grupos armados en beneficio propio. Y no lo hicieron de manera estructural sino muy en concreto para ellos. De hecho, hay de todo entre los civiles victimarios. Desde gente que tenía una pelea con un vecino, parejas engañadas y competidores en un puesto de mercado hasta acumuladores de tierra y políticos que querían quitarse de encima sus rivales.

Lo que no se puede es generalizar porque si se hace se exculpa a los verdaderos responsables. Si se dice que todos los propietarios de tierra en Colombia usaron el paramilitarismo para una gran operación de despojo, se mete bajo la misma cobija a aquellos que sí conspiraron con los paramilitares para sacar a los campesinos y finqueros (también robaron grandes propiedades) de su tierra.

El reto de la JEP debería ser ese: identificar los grandes casos individuales de civiles victimarios.

Sigue en Twitter @gusduncan