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Investiguen a Ospina

La responsabilidad del orden público en Cali es del alcalde, así haya confusiones legales que solo hacen que la pelota se la puedan tirar entre varios.

20 de octubre de 2021 Por: Gustavo A. Orozco Lince

Una y mil veces lo repetiré. Ospina tiene que pagar por su negligencia e irresponsabilidad. Con la Justicia colombiana, con la comunidad internacional y con las urnas. Con una o con todas, porque la responsabilidad política y penal en este país es como si fuera en Narnia.
Eso vine a decir a las Naciones Unidas en Austria y eso he venido diciendo desde hace más de cinco meses después de los bloqueos que sufrimos.

La responsabilidad del orden público en Cali es del alcalde, así haya confusiones legales que solo hacen que la pelota se la puedan tirar entre varios. Elegimos a un gobernante para, entre muchas cosas, garantizar lo más básico: la vida. Pero Ospina se ha desentendido de la gestión de la seguridad como si estuviera gobernando en un pueblo de los Alpes suizos. Nos ha dejado claro que no le interesa y que cuando sí tiene momentos de lucidez, se recuesta en teorías ideologizadas que ignoran nuestra realidad.

Esto no es solo un problema de oportunidades. El crimen no tiene estrato. Acá delinquen en Aguablanca o en Santa Rita también por la obsesión con la plata fácil, por la ausencia total de castigo, por la admiración por el patán, por envidia y por otras mil razones. Eso no se arregla ni solo con colegios ni solo con trabajo. Debe haber una amenaza creíble de que delinquir tiene una consecuencia.

Pero pocas esperanzas podemos tener con esta impunidad agobiante. Denunciar no vale nada, tristemente, y todos lo sabemos. Aún así, hay que hacerlo. Yo lo hago también por fuera. Con la esperanza de que gritarle al mundo lo que pasa en Cali ponga presión en el CAM que cree que puede manejar esto como se le antoja. Lo hago para que se escuchen las voces de los caleños que nos sentimos atropellados, que sentimos que en esta ciudad cada vez manda más el hampa, que creemos que el alcalde nos sigue entregando a unos cuantos que piensan más en su bolsillo que en mejorar este terruño.

Si durante el paro los que manejaron las redes hábilmente impusieron una narrativa, yo le juego también a mostrar la nuestra. A partir de datos, a partir de evidencia, a partir de mi propia experiencia en la calle durante todos estos meses. No hay ningún invento.

Lo que pasa en Cali no es normal. Tampoco el negacionismo del alcalde que solo tira calificativos de ‘mentirosín’ y ‘distraído’ a quienes le ponemos la lupa y le exigimos que asuma la responsabilidad de su trabajo. Priorizar la seguridad no es un capricho. Esta ciudad no es viable sin recuperarle terreno al crimen. Los que gritan a todos los vientos que se necesita educación y trabajo tienen razón, pero hasta para eso se necesita seguridad. Si el alcalde no está dispuesto a hacerlo y sigue dormido en los laureles mientras los bandidos nos drenan, en el banquillo debe terminar por omitir las funciones más básicas de su responsabilidad como primera autoridad de la ciudad.

AHORA EN Gustavo A Orozco Lince