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Sentirte vulnerable te da miedo y, por eso, puedes andar por el mundo con un corazón sellado o hermético.

6 de junio de 2019 Por: Gonzalo Gallo

Sentirte vulnerable te da miedo y, por eso, puedes andar por el mundo con un corazón sellado o hermético.

¿Tus padres te abandonaron o te lastimaron en la infancia? ¿Una pareja inmadura te ha lacerado el corazón al amar?

Cuando eso sucede es comprensible que decretes o declares: “elijo no sentir y no amar para no sufrir”.

Lo grave es que ese decreto te cierra del todo las puertas al amor, a la felicidad y a la misma vida.

Necesitas borrar tal decreto de tu mente y del libro de tu vida con uno nuevo: “merezco ser feliz y me abro al amor”.

Hazlo en profunda oración, pide ayuda a Dios y decreta varias veces que cierras un ciclo y te lanzas a un mundo insospechado.

Abre las puertas y Dios te dará sabiduría para elegir lo que te conviene, aunque el aprendizaje sea exigente.

Nunca puedes evitar del todo el dolor, pero sí puedes evitar el sufrimiento y vivenciar el amor con su miel y su dosis de acíbar.

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