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Como padre de familia piensa que el llanto, la rebeldía y la agresión física de tu hijo pueden ser solo la punta del iceberg.

24 de febrero de 2020 Por: Gonzalo Gallo

Como padre de familia piensa que el llanto, la rebeldía y la agresión física de tu hijo pueden ser solo la punta del iceberg.

Bajo la superficie puede haber vacíos de amor, hambre, falta de sueño o exceso de estímulos.

También sentimientos fuertes, cambios que no acepta o no poder adaptarse a un nuevo ambiente.

Si piensas de esta forma, te conviertes en un compañero que lo guía, en vez de un adversario que lo controla.

Sé bien consciente de que es mejor motivar en lugar de premiar para no enseñar al hijo a que existan siempre recompensas.

La motivación es muy buena cuando lleva este mensaje subyacente: “Confío en ti y creo que quieres cooperar y ayudar. Somos un equipo”.

No digas: si limpias tu cuarto, podemos ir al parque. Así que más vale que lo hagas, o no hay parque.

Di: cuando tu cuarto quede limpio, iremos al parque. Tengo muchas ganas de ir contigo. Avísame si necesitas ayuda.

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