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La ciencia ha mostrado hace poco que los cambios de la pubertad y de la conducta adolescente no dependen sólo de las hormonas.

21 de febrero de 2020 Por: Gonzalo Gallo

La ciencia ha mostrado hace poco que los cambios de la pubertad y de la conducta adolescente no dependen sólo de las hormonas.

Es común que haya impulsividad, inestabilidad emocional y asunción de riesgos, que dependen también de cambios en el cerebro.

Uno de ellos es la maduración de los lóbulos y la corteza prefrontal, fundamental para los procesos cognitivos y las habilidades ejecutivas.

Además hay una ‘poda sináptica’: desaparecen algunas conexiones neuronales y se refuerzan otras que procesan mejor las información.

El adolescente desea un control interno: quiere manejar su entorno social y afectivo y pasar de la disciplina paterna a la autodisciplina.

También de la obediencia a la responsabilidad, de someterse a las decisiones ajenas a tomar las propias decisiones.

Los adultos deben ser bien conscientes de estos cambios para poder entender a sus hijos y guiar con sabiduría, no con autoritarismo.

Si a ellos les cuestan los cambios, más perturban e incomodan al hijo que los sufre y necesita apoyo y acompañamiento amoroso.

Él busca respuesta a preguntas como éstas: ¿Quién soy?, ¿qué sé?, ¿en qué soy único? Busca auto-conocimiento.

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