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Entender e internalizar la impermanencia nos libra de la pasión sensual y material, del deseo, de la ignorancia y del ego.

19 de agosto de 2018 Por: Gonzalo Gallo

Entender e internalizar la impermanencia nos libra de la pasión sensual y material, del deseo, de la ignorancia y del ego.

Sentir que eres sólo una pequeña parte de la existencia, una pequeña etapa, abrirá tus ojos hacia una perspectiva más amplia.

Actuar con sapiencia es permitirle a la mente liberarse de las ilusiones que hemos creado y cuidado por muchos años.

El sabio ritual budista del mandala ayuda a reflexionar sobre la fugacidad o impermanencia de todo.

Mandala significa círculo en sánscrito. Hay monjes que se turnan en construir el mandala durante días.

Después de terminarlo se hace una pequeña ceremonia y el mandala es destruido en segundos.

Su arena se arroja al agua, a un río o a la mar, reafirmando la impermanencia de todas las cosas. Puedes verlo en internet.

Un mandala te conecta con la belleza y también te llama a soltar apegos y a fluir sin que nada te ate.

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