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Parece que poner el corazón como asiento del amor y el afecto se remonta al Siglo XII en Occidente.

3 de junio de 2020 Por: Gonzalo Gallo

Parece que poner el corazón como asiento del amor y el afecto se remonta al Siglo XII en Occidente.

De hecho, en algunas culturas orientales el centro del amor está en las entrañas y más concretamente en el hígado.

Por eso se habla de un amor entrañable y en algunas regiones de Turquía los novios se dicen: “Te amo con todo el hígado”.

Suena gracioso o estrambótico, pero las emociones están más unidas a las entrañas que al corazón.

Por eso a usted el miedo le suelta el estómago y cuando se llena de ira se le sube la bilis.

La verdad es que hay que amar “con toda el alma y todas las fuerzas”, amar sin medida.

Amar con un amor incondicional iluminado por el respeto, la comprensión, la fe, la lealtad y el compromiso.

Un amor así pide cuidar el espíritu, estar con Dios y dejar de lado el Ego. Entonces se ama con el corazón, el hígado y todo el ser.

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