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Oasis

Cuando eres capaz de renunciar a todo sin quejarte o deprimirte, entonces todo lo tienes y fluyes en la vida.

16 de febrero de 2020 Por: Gonzalo Gallo

La paz de tu alma depende en buena medida de tu desapego, de no estar atado a nada ni a nadie.

Algo que sólo alcanzas si te amas mucho, amas a Dios, y así no pones tu felicidad fuera de ti mismo.

No sufres con el apego si tomas consciencia de la impermanencia de todo y prefieres ser a tener.

Detrás del apego hay miedos y detrás del miedo una fe débil y un amor muy frágil y precario.

Cuando eres capaz de renunciar a todo sin quejarte o deprimirte, entonces todo lo tienes y fluyes en la vida.

Jesús, Buda y Lao-Tse amaban sin amarras porque el amor llenaba del todo sus vidas y su corazón.

Un maestro de desapego fue el filósofo Diógenes y le demostró ante el emperador Alejando Magno:

“Pide lo que quieras”, le dijo el emperador parado ante su tonel. “Sólo te pido que te corras para poder gozar del sol”, respondió Diógenes.

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