La Uribe del Cali
La crisis del Deportivo Cali, a través de la información de los...
La crisis del Deportivo Cali, a través de la información de los Medios (la que captamos los de afuera) es una lucha por el poder. Cada uno de los participantes en este lío es reconocido, tiene amigos y seguidores, tiene detractores, tiene intereses y claro, tiene razón pero también ha cometido errores. María Clara Naranjo, la gran gestora de tantísimos logros, es una mujer que ha creído en la institución, le ha dado lo mejor de sí y de su patrimonio pero lo ha hecho a su manera, a su estilo. ¿Quién puede señalar que eso sea malo? Sin lugar a dudas que no. Pero María Clara lo ha hecho como ha creído, como ella considera que es lo mejor sin respetar una jerarquía (qué pena pero para eso existen los organigramas en las instituciones) y sus buenas intenciones pareciera que fueran la justificación para seguir haciéndolo. Solo que, ¡ya hay un Presidente! De pacotilla, incapaz, astuto, tramposo, bueno, regular, como quiera, pero es el Presidente. Y cualquier determinación debe contar con su aval. Jerárquicamente no puede haber un subalterno mas poderoso que el presidente. Eso es el caos. Y cuando María Clara ofrece premios (qué rico, chévere, tan generosa) pasa por encima del orden jerárquico, de su Presidente, dispara la información delante de los implicados pero plantea una disyuntiva tenaz. ¿Quién manda en la institución? Allí, ella con tan buena intención, le quitó poder al presidente. Como si el Deportivo Cali tuviera dos cabezas, donde la jerarquía la impone el dinero no un organigrama reglamentario.Entonces María Clara es la Uribe del Deportivo Cali. Al final no se sabe si odiarlos o amarlos. El poder los obnubila. Hacen cosas buenísimas pero no respetan las normas. Todo es a su estilo y como son tan generosos buenos y poderosos, quienes se oponen a sus prácticas son los malos de la película. El ansia del poder hace que se pierda el sentido de las proporciones. Y de la realidad. Y claro, como las cosas no se hacen respetando (!) su manera, pasan la cuenta de cobro con la que chantajean las organizaciones. En definitiva, uno va aprendiendo que en la conducta humana los salvadores generosos, incondicionales, terminan siendo peligrosísimos porque cuando las cosas no se hacen a su modo, cobran el favor y llenan de culpa. Y necesitan ganar público y adeptos a cualquier precio. Siempre existen ingenuos que caen en la trampa porque el orden y la jerarquía no son taquilleros. Pero permiten generar organización y futuro. El Deportivo Cali tiene una encrucijada tenaz: debe escoger entre la generosidad ilimitada rodeada de poder sin ninguna clase de control y claro el éxito y la dicha aparentes, o la limitación económica, el orden, la jerarquía y una organización donde se respete la palabra de todos para un futuro disciplinado y próspero. No es fácil. Los cantos de sirena son atractivísimos y la trampa de la incondicionalidad es bien peligrosa.Aun que también hay letra menuda en la crisis porque el gerente no se escogió con la rigurosidad que se debía, en definitiva lo que queda es una lucha por el poder. El poder es un afrodisíaco. Por lograrlo, cada día se multiplican historias donde el poder y la generosidad se combinan en una coctel peligrosísimo para la salud mental. ¿Qué misterio guardan esas personalidades tan duales?