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Es difícil creerlo, pero…

Si usted va como pasajero en un avión que está en peligro...

12 de abril de 2011 Por: Gloria H.

Si usted va como pasajero en un avión que está en peligro de accidentarse, ¿qué desearía que le dijera el piloto: “Señores pasajeros ¡nos vamos a estrellar!”, o preferiría escuchar “señores y señoras estamos en dificultades, pero hacemos todo lo posible por salir adelante y confiamos en manejar la situación con la capacidad que nos da la experiencia”? Difícilmente se escoge la primera, puesto que la opción de que exista una posibilidad, una sola, hace que el ser humano confíe. Y la confianza es una energía que genera cambios. La desesperanza, el sin sentido, también son energías, claro, pero precipitan al caos: un resultado coherente con el pensamiento desalentador. Cuestionar la ciencia es casi un suicidio, pero es hora de poner en práctica las últimas investigaciones científicas que prueban el poder de la intención. Si lo quiere en otros términos, el poder del pensamiento. No es un planteamiento religioso, ni de autoayuda, ni de la nueva era. Es la ciencia la que, en más de un experimento, se queda atónita con los resultados encontrados. Masaru Emoto, científico japonés, probó el efecto que producen los pensamientos o las actitudes positivas o negativas sobre el agua. Los datos de sus experimentos se acumulan como pruebas científicas irrefutables. Más investigaciones: 22 estudios han puesto a prueba el impacto del efecto de la meditación sobre los niveles de criminalidad. Uno de ellos registra que en Estados Unidos, en 24 ciudades, se mostró que siempre que al menos el 1% de la población practicaba regularmente la meditación, el índice de criminalidad bajaba un 24%. En otro estudio posterior con 48 ciudades, las 24 que tenían el porcentaje necesario de meditadores (el 1%) experimentaron una reducción de la criminalidad del 22%.Usted puede creerlo o no. Pero los resultados están en cientos de estudios en muchísimas universidades del mundo. Compruébelo en internet. El que no se gane la lotería o no logre el empleo esperado o que la mujer de sus sueños no lo voltee a ver, no significa que el pensamiento no tenga efectos. No es repetir y repetir “me la voy a ganar, me la voy a ganar”: es sentir, tener la sensación de lo que usted anhela se puede conseguir por el poder de su intención, pero no es ‘esforzándose’ en pensarlo, angustiosamente. Si está ‘conectado’ con un estado de tranquilidad y confianza, si está en paz, verá el resultado.Y para completar, está probado que el miedo y la rabia son dos de las emociones que más hacen perder energía. Es como si lo ‘desinflaran’ y lo dejarán en rines. Dadas las circunstancias, pareciera que en Cali nos estamos educando (y especializando) en el miedo: por todo lado repetimos historias de atracos, inseguridad, violencia, creando todo un halo de desesperanza que nos lleva, lógico, a más desesperanza. Entonces estamos ‘respirando’ basura. No es mentir ni disimular la realidad, pero sí se contribuye a ‘oxigenar’ el ambiente absteniéndose de contar sólo hechos negativos o alertando sobre posibles atracos o más casos de violencia. La teoría de la ventana rota o el viejo adagio “la letra con sangre entra” haciendo de las suyas. El halo, la energía que inunda a la ciudad es negativo, de pánico. ¿En qué nos beneficia respirar ese ambiente? La ciudad somos todos. Así el Alcalde sea un ‘petardo’ no olvide que existen grupos de personas empeñadas en ‘contribuir’ a que le vaya más mal de lo que le ha ido. Así gana su teoría de “pésimo Alcalde”. Pero el precio de ese calificativo lo pagamos todos...

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