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Déjenlo gobernar, pero…

Usted lleva trabajando ocho años en una empresa y el director de relaciones le dice que llega un nuevo jefe, “buenísima persona”. Ilusionado lo aguarda pero en sus primeros contactos escucha que este reiteradamente expresa “el que la hace la paga”.

23 de julio de 2018 Por: Gloria H.

Usted lleva trabajando ocho años en una empresa y el director de relaciones le dice que llega un nuevo jefe, “buenísima persona”.
Ilusionado lo aguarda pero en sus primeros contactos escucha que este reiteradamente expresa “el que la hace la paga”. Le pregunto, ¿confía o se previene? ¿Deduce que su nuevo jefe es una persona conciliadora o empieza a preocuparse por las manifestaciones retadoras y desafiantes de su carácter?

Cuando estamos conociendo a una persona, nos fijamos en todos sus detalles. El amigo o amiga que nos presentaron (y nos interesa), todo captura nuestra atención. Cómo habla, cómo se viste, cómo come, lo que piensa… Conocer a otro u otra es juntar piezas de un rompecabezas donde se va armando ‘el muñeco’ para observar el resultado. ¡Y sorprende! No basta con conocer su hoja de vida. Sus actuaciones ‘en vivo’ dicen más que lo que registra el papel. Como decían los abuelos “el papel puede con todo…”

Estoy conociendo a Iván Duque. Sus primeras actuaciones públicas perfilan lo que será su gobierno. Hay voces que piden “déjenlo gobernar”, pero es obvio que desde ya lo está haciendo y demuestra su talante. ¿Debemos callarnos, por tolerantes, mientras actúa? ¿El silencio es entonces sinónimo de condescendencia? Los ministros que nombra, su actuar diplomático, su mensaje de unión (¡) para el país, sus reuniones con gremios públicos, la ‘necesidad’ de Uribe de aclarar a través de Twitter que no se ha involucrado en la construcción de su rol presidencial (aclaración no pedida, acusación manifiesta), todo lo va perfilando. Y antes de la posesión real sus actuaciones definen su talante.

Es obvio que está inseguro, se lo ve ‘improvisando’ y esto no es ningún defecto. Pareciera presto a aprender. Pero ojalá la inseguridad no la esconda detrás de un autoritarismo retrógrado para una sociedad pluralista. Me sorprende su insistencia en repetir “el que la hace la paga”. Además, se presenta ante el país favoreciendo las demandas de los gremios económicos sin que se dé escucha igual para los gremios obreros o sindicalistas. Nombra un ministro de Hacienda que considera que el salario mínimo es “ridículamente alto” y concluye con uno de Defensa que dice que “no permitirán las protestas callejeras” porque hay que reglamentarlas. ¿Qué perfil de presidencia está construyendo? Tiene a su lado a dos hombres fuertes, tercos, patriarcales y autoritarios (Álvaro Uribe y Guillermo Botero, su ministro de Defensa) que ‘oficiarán’ como padres o mentores para empoderarlo cuando no sepa cómo actuar o reforzar sus criterios. Que le dirán cómo hablar (“le mandan saludos y que lo quieren mucho”), cómo actuar y hasta qué punto tiene que desbaratar lo que hizo Santos porque “estuvo mal hecho”.

Se lo percibe desafiante, ‘marcando territorio’. Está en todo su derecho. En psicología se dice que una persona insegura suele camuflarse en empaque de personalidad fuerte para esconder su ‘debilidad’. No puede olvidar que obtuvo 10 millones de votos pero hubo 8 millones por el segundo, lo que significa una oposición casi igual a sus seguidores. Darle la espalda a los ‘perdedores’ o intentar perseguirlos antes de posesionarse es un mal precedente. Qué inoportuno su Mindefensa. Ojalá Duque sea el que gobierne y sus mentores patriarcales (Uribe y Botero) lo dejen “solito”.

Sigue en Twitter @revolturas

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